Continúo con el análisis de una rueda de prensa en la que, considero, todos los implicados salieron perdiendo. Podéis leer la primera y segunda parte aquí:

Sigamos viendo qué pasó en la tarde en la que todos salieron perdiendo.

La tarde en la que salió perdiendo el Benidorm Fest

El día en el que las candidaturas del último Benidorm Fest fueron anunciadas, no es por dármelas yo de Benita, pero ya vi venir la situación actual: la victoria de Melody haría que la credibilidad del Festival saltara por los aires. Lo que quedaba de ella. Claro, no ayudó una edición apenas diversa, apenas conectada con la industria española de a pie y con mucho perfil pisando un gran escenario por primera vez, apareciendo allí como un pulpo en un garaje. Un garaje del que Melody tenía las llaves: cómo no iba a ganar si su mera presencia televisiva y escénica parecía librarse de la competencia a patadas.

Con Melody, por primera vez, triunfaba en Benidorm una de las propuestas más cutres a todos los niveles. Con Melody, por enésima vez, se votaba en Benidorm por el contexto y no por la canción. Su fracaso eurovisivo era visible desde el día de su victoria. Y el Festival se quedaba temblando, deseando desde más de un despacho que J KBello diera la sorpresa y se eligiera el mal menor tirando de jurado. No ocurrió y, meses después, RTVE ha visto poniendo a Melody delante del proyecto que, quien con gorilas se acuesta, apaleado se levanta.

La rueda de prensa de ayer no sirvió para despejar dudas sobre el siguiente Benidorm Fest. Sí, se anunció que aparecerá la figura del director artístico, lo que le dará al programa mucho más empaque visual y coherencia, pero es que Benidorm, tras Esa Diva y la edición que la acompañaba, está casi para demoler y volver a construir.

Porque en el circo del Festival patrio los enanos no crecen, es que ya miden lo que Pau Gasol: el fracaso de Melody en Eurovisión y los continuos balones fuera que RTVE y la artista echaban sobre ello no animarán a demasiados artistas a presentar candidaturas para el año que viene. Una Melody hablando de falta de control sobre su propio proyecto y del sentirse modificada por RTVE hasta el punto de la incomodidad no animará a demasiados artistas a presentarse el año que viene. La tibieza de la UER con el estado genocida de Israel espantará a muchos perfiles también. Por mucho que ahí RTVE haya tenido mejor mano. Se va a complicar, y mucho, el ver quién quiere ser la nueva Esa Diva.

Los artistas emergentes —los de verdad, no los que RTVE anuncia como emergentes al sacar pecho de su cartel— solo tendrán en Benidorm, de primeras, la promesa de poder estar en boca de todos y aumentar su caché y agenda. Pero eso tampoco es que se esté cumpliendo con perfiles desconocidos. Me refiero… ¿quién está hablando a estas alturas de Carla Frigo, Kuve o Lucas Bun? Si al Festival le faltaba una guinda para el pastel de toda esta debacle, Melody se encargó de ponerla ayer.

El Benidorm Fest salió perdiendo de la rueda de prensa, aunque realmente la batalla la perdió al arranque de la última edición. La reformulación completa es, ahora y aparentemente, la única salida a su credibilidad a largo plazo. A pesar de que a RTVE puede que se la sople si solo atiende a las audiencias: como programa de televisión, y solo como eso, ya tiene el trabajo hecho.

La cuestión es si le interesa ser, o no, algo más. Incluso si solo atendemos a Eurovisión.

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