Alicia Keys hace algunas cosas estupendamente: canta muy bien, ha compuesto algunos clásicos innegables, sale muy bien fingiendo ir desmaquillada, y lleva unas pelucas estupendas fingiendo que es su pelo real. Lo que no hace tan bien es imitar. De hecho no es que no lo haga “tan bien”, es que lo hace horriblemente mal.
Jimmy Fallon tiene en su show el juego de la ruleta de las imitaciones musicales, en el que los artistas invitados tienen que cantar, con la voz de otros cantantes, algunas canciones infantiles o populares. Y hemos visto grandes momentos en el programa, como los de Demi Lovato o Ariana Grande -que se nos vengan a la cabeza, aunque ha habido más- imitando fascinantemente a algunos artistas.
El caso es que Alicia Keys se ha metido en un jardín jugando a esto porque lo suyo no es el poner voces. De hecho, se la ve pensárselo más de lo debido en algunos momentos. Cuando trata de imitar a Gwen Stefani, hace un trabajo medianamente salvable, pero cuando después le tocan Adele y Janis Joplin: terrible, apocalíptico. La verdad es que tira del truco de poner la melodía del single en cuestión a la canción infantil pero no se molesta en cambiar la voz. Es la David Guapo del show de Jimmy Fallon.
Eso sí, al menos Keys derrocha simpatía, y entre risas, parece que pasa por el apuro salvándose de la quema. Eso, y que entre imitación e imitación, Fallon también tiene sus momentos estelares para hacerle pasar el trago.