Bienvenidos a la sección de la web que analiza pupilas, amigos de la estupidez congénita de nuestras secciones. En esta ocasión, vamos a aprovechar este apartado para ir repasando los 40 singles que La Oreja De Van Gogh nos ha dejado hasta la fecha -si lanzan un nuevo, lo añadiremos a la lista, aunque arruinará el cómputo redondo de 40-. Para que os hagáis una idea, la intención es pasar por cada canción sin seguir la línea temporal en la que fue editada, con lo que vuestra favorita puede terminar saliendo en cualquier momento. Y sí, todo el mundo tiene una canción “favorita” de La Oreja De Van Gogh. En cada parada, analizaremos el single, el momento más Oreja, los vídeos oficiales y colocaremos la nota global de la canción con El Pupilómetro: a más pupilas, más nos habrá gustado el lanzamiento.
¡Preparad las pupilas, y arranquemos un nuevo visionado!
Es curiosa nuestra mente, porque aún recordamos el repaso de Tony Aguilar en ‘Del 40 Al 1’ a las canciones que habían conseguido ser #1 en Los40 durante dos semanas, la semana en la que ‘La Playa’ se unía al -por entonces- selectísimo club. En aquella época, era regla que el #1 de Los40 cambiara todas las semanas, pero ‘La Playa’ se quedaba en él una más, como otra media docena de temas antes que ella. Hoy día, los #1 permanecen en lo alto de la tabla sin problema, pero por entonces, fue casi un anuncio-evento.
Y es que ‘La Playa’ es una de las canciones que han definido la carrera de La Oreja De Van Gogh. Muchísimas pupilas han tenido un tremendo éxito para los donostiarras, pero este tema inspirando en La Concha -la, erm… playa, no Velasco, ni Cuetos- se llevó la palma. Una historia de amor aferrada a la nostalgia por haber sido de verano, como la de ‘Grease’ antes de que se reencontraran en el instituto con 45 años, como la de ‘Dirty Dancing’ sin que Amaia tuviera que ser concursante de ‘Mira Quién Baila’, como la de ‘Mamma Mia!’ con un poco más de mimo y uso de profilácticos.
Una mirada hacia atrás en el tiempo que fue el tercero de los ocho -!- singles de ‘El Viaje De Copperpot’, que realmente podía haber lanzado todo su tracklist como tal, francamente. Una canción romántica, tierna, la canción más bonita del mundo, como casi todo el mundo la conoce, compuesta por Xabi San Martín y producida por un Nigel Walker determinado, por aquella época, a salvar el pop español.
Quedémonos con:
“Abrazaste mis abrazos,
vigilando aquel momento,
aunque fuera el primero
y lo guardara para mí.”
La primera vez de La Oreja. La primera vez dando abrazos, porque repetimos, esto es un amor tierno, no una cosa soez. Que hemos dicho ‘Mamma Mia!’, no ‘Showgirls’. ‘Grease’, no la última de Nacho Vidal en blu-ray (la porno, no la snuff movie del sapo). ¡Centrémonos! La Oreja habla de su primera vez abrazando abrazos. ¿Que lo raro sería abrazar susurros? Pues sí. O abrazar suspiros. O abrazar cristales. Pero esto es un tema de Xabi San Martín, de modo que por qué no iba alguien a abrazar algo que no fueran abrazos.
Pero aquí ocurría así, lo más esperable, lo normal, lo que haría cualquier persona, hasta que de pronto se vuelve uno de Securitas Direct y pone una alarma para “vigilar aquel momento”. ¿De qué tenían miedo, de que se les colara una zancadilla en el abrazo y acabar abrazando zancadillas? ¿Un codazo? ¿Un escupitajo de María José Cantudo? No sé, es que al final la que estaría recordando su primer amor iba a ser Carmina Ordoñez.
Y para terminar, hablemos de lo egoísta del último verso. Oye, la otra persona ahí vigilando para que no se colara nada, y encima le recrimina que ese momento era para ella. Ahora. Me toca a mí. Hablar. La próxima vez que se abrace a sí misma, con las manos en la espalda como la gente loca. A ver si 50 años después es capaz de recordarlo. Un poco más de compartir, muchacha. Que míranos ahora, lo único que podemos abrazar es el aire. Nos iba a importar tres pitos quién vigilara el momento de quien.
En el clip oficial, los chicos de La Oreja desarrollan la que es otra de las grandes pasiones de su videografía: el interiorismo. Hemos perdido la cuenta de cuántos pisos amueblados hemos visto en los vídeos del grupo. Da para varios catálogos de Ikea. Su propio Conforama. Vamos, publican un DVD recopilatorio y dejan a los gemelos de Divinity en bragas.
Y mientras nos enseñan su última selección de muebles de cubos, sofás y estanterías para vinilos, La Oreja tocan ‘La Playa’ frente a un acuario. Y de pronto, aquello se convierte en ‘Buscando a Nemo’ y Amaia tiene más peces alrededor que cuando sale a pescar atunes. Eso es un banco de anchoas en pleno salón.
Pero todo es cierta-ficción, porque si os fijáis, en el acuario, que debe medir unos 20 metros de alto por 160 de largo, se cuenta la historia de dos niños que se enamoran entre tenderetes de playa pero pierden después el contacto. Chica, la historia de la canción, que igual a estas alturas has perdido el hilo. Y lo mejor es como Amaia remains unbothered, que llega un punto que se pone a cantar tirada en el sofá, como pensando “hija, que cincuenta años más largos, la verdad”.
Al final del clip, se descubre que el niño del acuario consiguió salir de él y ahora es el dueño del piso. No se ha confirmado aún que ese señor sea el que va siempre pegado a Eva Amaral como un mono titi, pero puede ser.
A ver, qué íbamos a ponerle a ‘La Playa’, ¿pupila y media? Pues no, evidentemente se lleva el cómputo máximo de pupilas, porque para eso es la canción más bonita del mundo, y no la canción más cutre del mundo. Que estamos repasando la discografía de La Oreja, no la de El Sueño De Morfeo, que aquello sí que era una ‘Pesadilla’ y lo suyo sí que eran ‘Deseos De Cosas Imposibles’.
‘La Playa’ es una de las canciones clave de la historia de la música en España, ha pasado de generación en generación como ‘LosSimpson’, La Esteban o la costumbre de beber cerveza y café aunque su sabor te guste un coño. No merece menos.