Crítica

‘La Pequeña Semilla’, Alba Reche florece mejor cuanto menor fertilizante lleva

‘La Pequeña Semilla’, Alba Reche florece mejor cuanto menor fertilizante lleva

El álbum debut de Alba Reche, ‘Quimera’, se publicaba en 2019 con una baza a favor y una en contra: por un lado, era un disco absolutamente descriptivo del tipo de artista que era la triunfita de la edición de 2018; por otro, todo se revestía con una conceptualidad que despistaba y acompañaba menos de lo que la cantante pretendía. Precisamente por eso, es de agradecer que en su segundo trabajo, el más breve ‘La Pequeña Semilla‘, Alba haya prescindido de dotar al disco de un universo propio que abarque estética, títulos y sonido. Todo es más natural y ayuda al oyente a comprender bastante mejor su significado.

‘La Pequeña Semilla’ es un álbum de detalles chiquititos, como el propio título parece indicar, pero de inteligentes elecciones que, por norma general, engradecen notablemente las canciones. Y lo mejor: resulta accesible. Es un álbum muy dedicado al amor perdido, a la esperanza, a la introspección que sucede a una relación fallida. Alba se presenta sola en la carátula, en mitad del campo, con un titulo que promete un renacer. O lo persigue, al menos. Sin tanto torsión a su planteamiento como el que hizo anteriormente, resulta que presenta un concepto más alcanzable en esta ‘Semilla’.

 

El intimismo, su punto fuerte

La voz de Alba es el foco de todo el álbum. Como en un buen proyecto pop, es la que guía las canciones con sus melodías, pero lo interesante es la forma en la que la usa. La pasión del duelo con Cami que es ‘Que Bailen’, en la que una impulsa a la otra a cantar con más fervor, sirve como claro ejemplo de que en sus interpretaciones hay cada vez más matices. Es una de esas colaboraciones que tienen sentido. Que aportan. También se nota en la dulce ‘Los Cuerpos’, en la que su mensaje llega contundente a pesar de que ella narre de forma melosa la historia. En este sentido, la participación de Fuel Fandango no es especialmente fructifera o necesaria, porque el punto de folclore que podía haber añadido al tema se queda en coitus interruptus y no termina de arrancar.

Alba funciona mejor cuanto menos esfuerzo hace por buscar el hit. Por eso ‘Pido Tregua’ resulta decepcionante: su base electrónica, sus manidas referencias a Billie Eilish y los breves versos que fuerzan la construcción pop para hacerla pegadiza caen en saco roto. No es lo suficientemente clara ni lo suficientemente adictiva. Alba está ya a otra cosa, y por ejemplo, en la más Rozalén ‘La Culpa’, donde busca aprender de los errores de entregarse a un amor que no la corresponde, hace mejor uso de estrategias de actualización de una melodía clásica, cuando tira de elementos trap y R&B, que acompañan, pero no disfrazan.

 

Suena más a debut que su debut

Es más fácil entender a Alba Reche en ‘La Pequeña Semilla’ que en ‘Quimera’. Es más fácil sentirse cercano al mensaje de ‘Escúchala’, con su puntito latino sutil, incluso con su discutible momento de spanglish, porque el planteamiento es más sencillo. En este sentido, todo el trabajo parece más una nueva presentación de la artista. Una en la que se exhiben sus puntos fuertes, y sus fallos quedan expuestos con cierto punto naive de quien aún tiene camino por hacer. Como ocurre en ‘El Desarme’, que como ‘Escúchala’, también habla de un amor que esperas recuperar, y a cuya delicada construcción se le podía haber dado una vuelta para evitar que pasara algo inadvertida entre sus compañeras de tracklist.

Pero con todo ello, incluso en los momentos menos interesantes, la ‘Semilla’ de Alba sigue describiendo muy bien su proyecto. Y se deja ver de nuevo en temas como ‘La Dignidad’, una estupenda interpretación de qué tipo de artista es ella, del mensaje a trasladar, del uso de la voz apenas acompañada de una guitarra española. El clásico frente al moderno. El pop tradicional que choca con elementos más contemporáneos como el fraseo rápido, el uso de mucho aire en la voz… es de agradecer, por cierto, que Alba vocalice lo suficiente como para que las letras se entiendan. Algo que parece una nimiedad, pero que empieza a convertirse en un problema de las cantantes que tienden a abusar del susurro y el agudo casi hablado.

 

En cualquier caso, ‘La Pequeña Semilla’ es un trabajo absolutamente disfrutable, con sus más y sus menos; su colección de pequeños temas en busca de tocar el corazoncito con mimados arreglos y bonitas composiciones, que lo mismo recuerdan a Vanesa Carlton que a Zahara o Rozalén, y sus ramalazos de popstar como en ‘Pido Tregua’ o ‘Flor Alta’, un divertido número disco-pop con versos en catalán que no tiene mucho que ver con el sonido del resto del álbum pero hubiera sido un fantástico single entre lanzamientos para Reche. Aquí, en mitad de esta plantación de cortes más sutiles, no casa en exceso, pero si algo demuestra es que la artista logra ser versátil sin abandonar su papel del todo.

Un papel que, tirada en en el campo, sin mucho adorno, abogando por lo natural, lo sencillo, lo cercano e inmediato, funciona mejor. Porque Alba Reche no es una estrella del pop, es una cantante de pequeñas canciones que se hacen grandes al pasar por sus manos y las de su equipo. Dejemos que la semilla de fruto sin añadirle fertilizante. Casi mejor dejarla crecer a poquitos.

 

★★★ ½


Temas clave: ‘Que Bailen’, ‘Escúchala’, ‘La Culpa’

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