El nuevo ‘American Idol’ no ha vuelto precisamente como el éxito que ABC estaba esperando.
Exacto, es uno de los fiascos más fácilmente anunciables del año, y a pesar de todo, la cadena americana tiró la casa por la ventana a la hora de pagar salarios al jurado del renovado programa. Vamos, que de renovado tiene el jurado y poco más, porque después de anunciar que harían algunos cambios, el resultado es simplemente la vuelta al logo original, y castings sin números absurdos. Una forma más de animar a los espectadores a no sintonizar, pero que en la mente de algún directivo tenía alguna lógica.
Como también tenía lógica pagar 25 millones de dólares a Katy Perry en su peor momento de popularidad para que presidiera la mesa del jurado. 25 millones, después de que ABC afirmara que si FOX puso punto y final al programa, «fue por los salarios desmedidos de su jurado». Imnmediatamente después, ellos duplicaban los precios del suyo, que terminaba compuesto por Lionel Richie, Luke Bryan y la Katy Perry hundida por la era ‘Witness’.
Con las cosas así, una serie de nombres irrelevantes con cheques desmedidos sobre la mesa y el reboot de un show de cuyo final original apenas había pasado año y medio, no es de extrañar que las audiencias no hayan acompañado. Los primeros castings del concurso marcaron 10,48 millones de espectadores un 2,3 de ratings, unos resultados correctos, pero medio millón por debajo del último arranque del programa en FOX y 0,7 puntos por debajo en rating.
Sin embargo, la debacle más significativa sucedió en su segunda noche, cuando el programa ya carecía del efecto estreno, y encima, competía directamente contra ‘The Voice’ en la NBC: el show de Katy Perry cedía hasta los 8,4 millones de espectadores y un 1,8 de rating, perdiendo 1,8 millones de espectadores y 0,9 puntos de una edición a otra. Y ojo a esto, porque ‘The Voice’ marcó 3,5 millones más que su competidor y 0,6 puntos más de rating.
¿Estamos ante una nueva ‘temporada final’ de ‘American Idol’?
