Bruno Mars ha pasado por Madrid, exactamente por la sala Shoko, a la que ha acudido a celebrar que va a estar por España en los próximos días, esta vez sí, de concierto. Pero la gente ha perdido totalmente la cabeza, las bragas y la cartera, pensando que Bruno se pasaba por allí a ofrecer un acústico o algo en vez de hacerse lo que en España conocemos popularmente como “bolo“. Hacerse un Olvido Hormigos, un Kiko Rivera, un Ylenia.
Y efectivamente es lo que hizo, pero la gente que había acudido a la fiesta había pagado entre 60 y 100 euros por entrar, y claro, se sintió completamente decepcionada cuando vieron que Bruno pasaba de su cara y se sentaba a charlar con la gente del reservado, actuando apenas unos minutos fuera del mismo. Y por supuesto, no en directo, cantó unas frasecitas de este o aquel hit, posó un poco al lado del DJ y se tomó un Malibú Piña en honor a todos los allí presentes.
Resulta que la gente que pagó esas cantidades mal, pero es que los que habían invertido en un pase para el reservado se gastaron entre 500 y 4.000 euros por respirar el mismo oxígeno que Bruno. Vamos, por esa cantidad ya puede hacer un curso de Zumba enseñándole a los presentes la coreo de ‘Uptown Funk’ y regalándoles un poco de talento en un tupper para llevar. Allí no sabemos lo que hizo, pero sabemos que estaba su Majestad la Reina Natalia, que o fue invitada o durante la promo de su ‘Gran Deséxitos’ -que se publica en breve- vestirá triquinis de Primark.
Resulta que, como esto es España y la gente tiene una pésima comprensión lectora, el público se lió a poner quejas y reclamaciones porque lo máximo que vieron a Bruno fueron 4 minutos durante la noche. ¿Qué pena, verdad? Efectivamente, pena la mujer del pene. Los conciertos de Bruno, esos en los que sí indica claramente que va a cantar frente al público, se ofrecerán el esta noche y el 7 de abril en Madrid y Barcelona.