David Bustamante ha anunciado que publicará, el próximo 5 de octubre, el “proyecto más importante de su vida”. Buena suerte con eso, imaginamos, después de que el cantante desaprovechara por completo su visibilidad pública post ‘Tu Cara Me Suena‘. Ese proyecto es un álbum titulado ‘Inédito‘ que tiene una carátula perfecta para describir lo que es el overthinking.

Que es algo muy del pop español cuando busca salirse de los márgenes del pop español. Hemos vivido tantos años en la portada aburrida del primer plano y el título en Arial Narrow estirado, que hasta los artistas más clasicones buscan la manera de resultar aesthetic en sus nuevos proyectos. Y Bustamante no empezaba mal: la composición de la portada de ‘Inédito‘ tiene un buen origen. La tipografía es mona, es original, está superpuesta de una forma elegante, estética, bien tirada.

Y llega la foto. Una foto que debería haber sido un primer plano de frente, con él frunciendo entrecejo para demostrar que a) Bustamante es de la escuela Mark Whalberg de Licenciatura en Maromismo y b) es el “proyecto más importante de su vida”, ergo debe tender a la intensidad desbocada. La pasión. Bustamante va en serio, se toma súper en serio por algún motivo.

La foto hubiera sido suficiente. Pero la plantan tras el título y piensan: “ahora los aesthetics”. Alguien debió decir: “los aesthetics están en el logo y los colores calientes”. Pero nadie lo dijo. Hubo un silencio atronador en esa oficina de diseño gráfico. Se fue hasta la luz para que nadie interrumpiera, fíjate. Y claro, se vinieron arriba. Clonar. Duplicar Capa. Mover. Efecto dedo. Efecto distorsión. Desenfoque de movimiento. Brillo. Contraste.

Y así pasamos de Bustamante dado intensidad a Quasimodo dando foto de carnet. La cara torcida, un ojo arriba y el otro abajo, dos narices, media boca en un lado y media en otro. Y el pendiente con efecto de brilli brilli. Ni Picasso se hubiera atrevido a tanto.

El single que apoya la pre-compra del disco es ‘La Siberiana’, un single con un título bastante Jose Manuel Soto coded, como salido de un recopilatorio de descartes de Julio Iglesias en 1972 y que no mejora en cuanto le das al play. No porque suene tan cuñado como su título, sino porque realmente es un dad-pop alucinante. Trata de sonar moderno pero tiende más bien al midi -cuando entra el solo de guitarra, Dios santo esas vibras de padres subido al sofá con una camiseta de AC/DC-, habla de bailar pero no anima a ello en ningún momento y parece que construye un camino para el estribillo más hortera y juguetón y acaba siendo tan entretenido como una sopa de letras en la cama, con la lamparita de noche encendida.


FACTOR POP 24%

Será tu rollo si: necesitas canciones para ir en el coche que no te despisten; tu icono del baile moderno es Mariano Mariano; te gusta planchar.

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