Sofía Reyes es popular por varios motivos: tiene un par de hits, unos cuantos bops, el talento de ser una estrella latina que no da cringe de tan impostado (sorry, Ana Mena), y por tener unos ojos que lograrían una buena puja si algún día decide donarlos al mercado negro. Quite racist la expresión, por cierto. El mercado de color.
Pero ante todo, si por algo es conocida Sofía Reyes, es por ser una artista aʞústika. Ella saltó a la fama tras tocar en el metro con poco más que la ayuda de un cajón flamenco y una guitarra de dos cuerdas, cuando un famoso productor mexicano la pilló interpretando ‘Ya No Quiero Tu Querer’ de José El Francés en la línea 6. La contrataron, y desde entonces, la cantante no ha parado de ofrecer singles acústicos, como ‘Muévelo’, que apenas cuenta con el arreglo de un ukelele y dos triángulos, porque ella quería arriesgar incluyendo metales.
De modo que es normal que ahora, convertida en todo un icono de la música aʞústika, haya decidido presentar dos de sus últimos singles, ‘RIP’ y ‘1, 2, 3’ en su formato más popular, acompañada de una pequeña banda -enorme para lo que ella acostumbra, siempre más intimista que una cena con velas blancas y sin luz- y sentada al pie del micrófono. Además, cuenta con la enorme, inmensa, gigantesca ventaja de la ausencia de Jason Derulo en una de las canciones en las que colabora.
Nada puede salir mal, y Sofía termina clavando ambas canciones, aunque algo apurada de voz, porque la tiene cansadísima por la gira de bares y teatros que está llevando a cabo, donde con su sombrero favorito y la guitarra al hombro, recuerda clásicos de las mujeres que la inspiraron: Rosana, Janis Joplin, Ana Belén y la Thalía de la era ‘Sudor’.
Nota del editor: de todo este post, puede que lo único cierto sea la ausencia de Jason Derulo.
