Aviso: este no es un post que hable sobre la incursión en la política de Katy Perry. Que oye, una dosis de politiqueo puntual de alguna popstar no está de más de vez en cuando, y si sobrevimos al ‘American Life’ de Madonna, podemos seguir adelante con la nueva era de Katy Perry.
No, la noticia no es que su álbum vaya a hablar de política, o que vaya a seguir tirando de lo propio en sus actuaciones. La noticia es que Katy Perry se ha cortado el pelo y quiere hacer de ello un evento. Ya ves tú, que se ha cortado el pelo: Christina Aguilera no hubiera tenido tiempo más que para crear eventos de ello durante ‘Stripped’. Cher no hubiera tenido más tema de conversación en los últimos 235 años.
El caso es que para conseguir que su corte de pelo tuviera el efecto deseado en los medios, Perry se ha tenido que poner pesada, algo que empieza a ser un poco marca de la casa, y no se le ha ocurrido otra que sugerir que con su cambio “iba a redefinir lo que es la feminidad”.
Pues Katy, cariño, no es por aguarte la fiesta pero raparte un lado de la cabeza y dejarte el otro con media melena teñido de rubio es lo que hacen todas las señoras provincianas después de los 35 cuando quieren ir de modernas. Y lo hacen básicamente por que Miley Cyrus lo hizo hace los suficientes años como para considerarlo ya un corte de pelo demodé. Salvo que quieras cerrar el ciclo de la nueva feminidad subida en pelotas en una bola de demolición.
“Me siento más auténtica que nunca” dice también Perry al respecto. Venga, estiremos el chicle un poco más y terminemos diciendo que este álbum es el más personal que has lanzado y que será en el que te conoceremos realmente. Con tu feminidad redefinida, tus clichés on point y las sandeces suficientes como para que la gente se pegue tales eyerolls que Marujita Díaz acabe siendo imagen de Multiopcticas por tener la mirada más definida del país.