Lo único que le queda ya a Katy Perry por ocurrir, es que el escenario de los VMA se venga abajo, y acabe hospitalizada en un claro homenaje a ‘OT2’ mientras presenta la gala. Sería el colmo del gafe de la etapa ‘Witness’, porque más espantos ya no se nos ocurren: si la cantante arrancaba la era de su cuarto álbum con la correcta pero no entusiasta acogida de ‘Chained To The Rhythm’, todo se le iba pronto al traste.
Declaraciones malsonantes sobre Obama, Britney Spears, un posicionamiento político y social que sonaba más a estrategia de marketing que otra cosa, su drama con Taylor Swift, el fiasco de ‘Bon Appétit’, las pobres ventas que parece ir a acumular el álbum al completo, el fiasco de ‘Swish Swish’… y ahora, lo que le quedaba por conseguir: se completamente retrasada.
Sí, así es, y ella misma lo ha confirmado:
“Debido a unas complicaciones de producción inevitables, algunos elementos del diseño de mi escenario no estarán a tiempo para que ensaye con ellos hasta esta semana. Pasaré las próximas semanas tomándome el tiempo necesario para preparar un show que será una experiencia que estaré orgullosa de compartir con vosotros. Lo siento por las molestias, pero espero que cualquier que venga a ver el show coincida conmigo en que la espera valió la pena.”
Efectivamente, ha sido retrasada: el ‘Witness Tour’ no arrancará hasta el 19 de septiembre, doce días después de lo anunciado originalmente, y Katy ha publicado las nuevas fechas de su gira americana en su web oficial y redes sociales. Las entradas para los conciertos originales seguirán siendo válidas para las nuevas fechas de una gira que tampoco se había librado previamente del gafe: hacía días que se hablaba de una pobre venta de entradas, y se veían asientos en reventa por apenas 9 o 12 dólares, confirmando que no hay, precisamente, millares de personas esperando hacerse con un ticket.