Juanjo Bona sigue desgranando su álbum debut canción a canción. Un álbum del que, a estas alturas, esperábamos tener alguna información extra, porque con cuatro singles en la calle (aunque parece que El Destello quedará fuera), o va a tener el tracklist de uno de Drake, o vamos a acabar degustándolo como una mandarina. Y una cosa os digo: con el material que estamos teniendo hasta la fecha, me niego a que esto desenboque en un EP y sigamos adelante. El EP es el disco de la gente pobre. Y ya sabéis que la pobreza poco o nada tiene que ver con los ingresos de uno. Eso sí, considerando que sale de gira entre los meses de marzo y mayo, esperemos que el tour Tan Mayor Y Tan Niño llegue con un pan debajo del brazo. Que a este paso más vale que sea una de esas hogazas contundentes y con nueces. Salvo que seáis alérgicos, que eso sería lamentable. Lo que no espero es que sea un pan de pasas. En serio: a nadie le gusta un pan de pasas. Y si estáis leyendo esto diciendo en alto “a mí me gusta el pan de pasas”, lo que te mereces es un EP. Punto y final.
Volvamos a Juanjo Bona, que bastante hemos hablado de masa madre y bien poco de Golondrinas, su nuevo single. Co-escrito junto a Vic Mirallas (emoji de corazón, emoji de estrellitas en los ojos) y producido junto a Marcel Bagés y David Soler -como ya es costumbre-, es otro ejemplo del empleo del folclore en temas pop minimalistas cuquísimos. Juanjo vuelve a cantar con gusto, con una exquisita dirección artística, esta vez a la infancia, a la que saluda y despide al mismo tiempo en el tema. Un poco un “qué lástima, pero adiós” de Julieta Venegas, con un punto de melancolia y otro de esperanza en la maleta. Qué poético está quedando todo, parezco Alejandro Sanz cuando no tiraba el diccionario al suelo y recogía las palabras al babalá en las canciones.
Golondrinas es un tema monísimo, delicado, como el abrazo del osito de Mimosín if that’s still a thing, pero al menos tiempo es la clásica canción contemporánea que hubiera agradecido nacer lejos de la Generación Skip. Porque cuando termina, le deja a uno la sensación de que es un interludio. Como esos 48 temas de los 186 que forman Cowboy Carter que duran menos que un estornudo. Pues algo similar: el oyente casi hubiera agradecido un minutito extra de canción que terminara de formularla del todo. Es casi que termina y dan ganas de mirar a Juanjo y pedirle que desarrolle la idea. Que no es que no quede clara, es que merecía más.
En cualquier caso, os dejo con Golondrinas y el visualizer de corte Ana De Las Tejas Verdes que lo acompaña. ¿Quién demonios lleva dos sillas de madera a la montaña?
Será tu rollo si: te encanta hacer fotos de amaneceres con tonos rosados: pides deseos al soplar un diente de león; votaste por Karmento en el Benidorm Fest.