Crítica

‘Joyride’ | el punto y final de la espera por conocer el segundo álbum de Tinashe

‘Joyride’ | el punto y final de la espera por conocer el segundo álbum de Tinashe

Qué mala suerte tiene la pobre Tinashe, seamos honestos. Su primer álbum, ‘Aquarius’, no fue ninguna maravilla comercial, pero hizo que la crítica fijara los ojos en la muchacha, que firmaba un debut inteligente, elegante y que acercaba el R&B de melodías más clásicas al terreno de la época, confirmándola, en cierto modo, como una Aaliyah de nueva era. Claro que habíamos visto pasar una cuantas Aaliyahs antes de la llegada de Tinashe, así que muchos disfrutamos de aquel álbum con el recelo de saber que podía ser el último.

Y por poco, así lo fue. En parte por la obsesión de la artista y su sello de venderla como una estrella del pop. «No todo el mundo tiene el mismo nivel de éxito, no todas podemos estar a la altura de Beyoncé, cada cual tiene su público y yo soy feliz con el mío», decía recientemente Tinashe en una entrevista. Razón no le falta, pero cuando sus estrategias siguen las de cualquier estrella del A-List, y continúan fallando miserablemente, la imagen que se refleja de Tinashe termina siendo bastante pobre. ¿O alguien tiene esa misma impresión con alguien como Kehlani, por ejemplo?

Las cosas así, han hecho falta 4 años para que Tinashe consiguiera lanzar, al uso, un segundo álbum de estudio. Decimos al uso, porque, de camino y desesperación mediante, la cantante puso a la venta ‘Nightride’, un mixtape que casi puede considerarse un álbum completo aunque nunca viera la luz en forma físico.

Antes de seguir hablando de lo que ha propuesto en ‘Joyride’, quedémonos con nuestros tres cortes favoritos:

 

Joyride

La canción que da título al álbum tenía que haber marcado muchísimo más el proyecto. ‘Joyride’ es un corte oscuro, de sonidos industriales, sin perfilar, con melodías superpuestas, a cargo de un Hit-Boy que se ha permitido acercar a Tinashe a terrenos hip-hop mucho más que el resto del trabajo le ha permitido.

La cantante habla de «liberarse de sus inhibiciones» y pone el punto de partida bastante alto en el álbum, aunque lamentablemente sólo vuelve a ese punto en contada situaciones. La canción, por cierto, parte de ‘Vulnerable’, un tema que la artista publicó junto a Travis Scott, aunque mejora notablemente en su versión del álbum.

 

Ooh La La

Además del meta-sampleo de ‘Joyride’, Tinashe sólo coge prestadas un par de melodías más a lo largo del álbum: una del belga Ian Thomas en ‘Me So Bad’, y otra, bastante popular, en este segundo tema que hemos elegido. Se trata de ‘Dilemma’, el hit de Nelly y Kelly Rowland de 2002, que la cantante coge prestado para dar forma a ‘Ooh La La’, otra de las más inspiradas canciones del álbum.

«Vas a tenerme cantando toda la noche», canturrea Tinashe mientras saca provecho del oportuno sonido en movimiento de un somier, que acompaña a la melodía del tema en gran parte. Uno de los momentos más sexys de ‘Joyride’, sin duda.

Faded Love

Para presentar el proyecto, y confirmar que, tras varios retrasos y anuncios, sí que vería la luz, Tinashe lanzaba un guante a sus seguidores en forma de tringle: el más interesante de los tres temas que presentó antes del álbum sigue pareciéndonos ‘Faded Love’, una hípnótica y tremendamente sensual propuesta de beats electrónicos en repeat, y la cantante forzando la melodía con su voz. Al igual que ‘Joyride’, este tema nos parece el más representativo de cómo ella podría encargarse de hacer del R&B comercial -y tradicional- algo más interesante, sin perder la radiofórmula de vista. Sería, en cierto modo, la versión accesible al mundo pop de FKA Twigs.

 

Fuera de estas tres pistas, ‘Joyride’ es un álbum disfrutable pero bastante más conservador en sus propuestas: hemos escuchado temas ambientales como ‘He Don’t Want It’ o ‘Salt’ en decenas de discos urbanos de los últimos años, en ‘Me So Bad’ se deja llevar por unos aires tropicales que le van al disco como a un santo dos pistolas y que parecen sacados del cajón desastre de Rihanna, y cuando se pone algo más trap, como en otro de los singles, ‘No Drama’, cuela algo más pero tampoco termina de explotar ese lado street. Sólo en ‘Stuck With Me’ parece recuperar el groove y el espíritu de montaña rusa que, pensábamos, inundaría el álbum.

‘Joyride’ se compone de 13 cortes, pero tres de ellos son interludes, con lo que tardar 4 años en dar a luz un álbum de 10 cortes que no son redondos tiene su punto de pecado. Tinashe ha hecho esperar a sus fans para un álbum R&B que resulta menos interesante que su previo, ‘Nightride’, y que parece más diseñado para quitarse de encima la fama de no ir a lanzarlo que para contentar a su público.

Tinashe se deja escuchar y ha publicado un disco decente, pero no un disco que haya merecido tantos años de espera. Su resultado comercial ha sido abismal, pero también merecido: lo mínimo que se le podía haber pedido después de tanto tiempo era un punto de ambición.

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