Crítica

‘Hurts 2B Human’ | Una Pink autocomplaciente recopila un puñado de canciones

‘Hurts 2B Human’ | Una Pink autocomplaciente recopila un puñado de canciones

Hace aproximadamente año y medio que se pudo a la luz el anterior trabajo de Pink, ‘Beautiful Trauma’. Considerando cómo la artista ha venido funcionando hasta hoy día, es seguro decir que habría poca gente esperando un nuevo trabajo de cara a este año. Y aún así ha llegado. Llamadnos malpensados, pero es más que probable que la compañía haya pedido a Pink un disco completo antes de llegar a los 40 -los cumplirá en septiembre-, para evitar una nueva ola de ageism que ya afectó al disco anterior.

«La radio no te pincha a partir de los 35, salvo que seas Beyoncé», comentaba la artista con cierta amargura hace unos meses. Se equivocaba en cierto modo, porque la radio americana lleva años sin pinchar a Beyoncé e hizo de ‘What About Us’ un éxito en las ondas de Estados Unidos. Pero la jugada no se repitió con el resto de singles y ‘Trauma’ cerró con un único hit.

Así que sí, la intuición nos dice que las prisas han sido más del sello que de la propia artista, y que ‘Hurts 2B Human’ se ha lanzado sin una botella de oxígeno que le garantice poder respirar en condiciones. El aire sigue viciado desde el disco anterior, y al final, se deja notar.

Para seguir hablando del contenido del álbum, veamos cuáles son las claves que lo identifican:

 

Es más recopilatorio que álbum

‘Hurts 2B Human’ suena en su mayor parte a Pink. A una Pink tremendamente reconocible, nada arriesgada, pero a Pink. Pero el sonido clásico de la cantante se ve salpicado por producciones que poco tienen que ver con ellas y terminan resultando un cortarrollos, porque de pronto el álbum va en una dirección y de pronto en otra.

Lo mismo da el pop-soul de corte retro de ‘Hustle’ que el EDM un tanto sobado de ‘Can We Pretend’, con unos Cash Cash que producen igual para Pink que para Sofia Reyes o Katy Perry. ‘Miss You Sometimes’, con Max Martin y Shellback a los mandos, es un número cargado de autotune que dice más de Kesha que de Pink, y ‘We Could Have It All’ retrocede hasta la Kelly Clarkson de 2004.

Por supuesto habrá quien diga que Pink ya había trabajando en este tipo de sonidos previamente. También parecía haberlos dejado atrás.

 

Repite parte del equipo

El equipo de productores y compositores de ‘Hurts’ es muy similar al de su álbum anterior, porque, a pesar de los tracks antes citados, lo cierto es que el resto del trabajo es el de una Pink del todo reconocible. Excesivamente, incluso. Forman parte del nuevo álbum Greg Kurstin, Max Martin, Shellback, Julia Michaels… pero se deja fuera al responsable de su mayor hit reciente, Steve Mac (‘What About Us’).

La decisión sorprende porque sería más lógico tirar de más composiciones del prolífico autor viendo el funcionamiento del single en la etapa anterior, pero uno de los pocos de peso que no repite de un álbum a otro. En su defecto, en ‘Hurts’ hay colaboraciones de Sia, Ryan Tedder o Beck. 

 

Una Pink cómoda en su terreno

Cuando se estrenaba ‘Walk Me Home’, nuestra sensación era la de que Pink estiraba su sonido sin alterarlo, porque para que arreglar algo que no está roto. El problema es que, con ‘Hurts’, la sensación es que la artista se ha salido del todo del tiesto -retrocedemos hasta el primero de los tres puntos- o está demasiado cómoda en terreno conocido: el ‘Courage’ en el que colabora Sia podría incluirse en este álbum, en el anterior, hace tres álbumes, o incluso en su tercer trabajo de estudio. Y eso que funciona, pero por arrastre. Lo mismo con ‘Happy’.

‘My Attic’ vuelve a colocar a Pink en ese sonido algo más americano, como también hace su dúo con Chris Stapleton, ‘Love Me Anyway’: ambas muy bonitas, muy escuchables, pero precedíbles hasta la médula. Como el single que promociona del álbum. Pink se muestra tan cómoda en la mayor parte del tracklist que el disco carece por completo de efecto wow, de un momento para la sorpresa, de la canción que te deja boquiabierto y sabes que va a ser clave en esta era.

 

Y así, concluye el disco y uno mantiene la sensación de que ha escuchado un disco digno, decente, bien producido, con melodías trabajadas, con un mensaje muy personal que trata de estabilidad mental y emocional, incluso a ratos temas políticos, pero ya. Ya habíamos visto a Pink lanzar los mismos mensajes. Trabajar con las mismas melodías. Mostrarse así de personal. Y hace apenas un año de eso.

Y cuando abandona el barco al que tanto se aferra, resulta que los botes salvavidas son de una estabilidad discutible: ni su dúo con Khalid, ni su intentona con Cash Cash de buscar un hit para el verano, ni sus momentos más pop radiofónico son suficientemente fiables.

Si algo ha hecho Pink con su carrera es dejar grandes canciones por el camino: ‘Hurts 2B Human’ es un disco amable, conservador, pero que necesita un ‘Just Give Me A Reason’, un ‘So What’, un ‘Try’, un ‘U+UR Hand’. Faltan himnos y sobra tradicionalismo. No puede ser que perdamos a una Pink guerrera en favor de una artista tan blandita y políticamente correcta a los 39.

 

Temas clave: ‘Hustle’, ‘Courage’, ‘Happy’

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