Álvaro Soler conoce sus limitaciones: capilarmente es obvio que no tienen ninguna, y que puede hacer con ese pelo lo que le de la gana. Estivalmente, sabemos que tampoco, porque el último par de años ya ha demostrado, de sobra, saber convertir cualquier melodía de canción de misa en la canción del verano perfecta, liderando el movimiento de liberación de chiringuitos, para que el reguetón no sea la música que suene durante 24 horas.
También sabemos que las limitaciones de Álvaro Soler no son las de marcarse varios hits; ‘Sofía’ y ‘El Mismo Sol’ conquistaron Europa, y superan los 100 millones de escuchas en Spotify, y ‘Animal’ no lo fue, pero porque le dio por lanzar un dúo con Morat y centrar la atención en el gon-gon-goro-gon-gón de las narices. Jamás te lo perdonaré, Manuela Carmena.
El caso es que entonces, ¿cuál es la limitación del Humble King Álvaro Soler? Pues, obviamente, la del movimiento. Álvaro Soler es cute as fuck, es nuestra cobaya con peluca, es nuestro rey del verano y nuestro ay-que-te-agarro-del-moflete, pero es también nuestro producto Vileda favorito. Es tan palo que podría traer su propio escurridor de serie.
Y como lo sabe, en su nuevo single no hace sino vender verdades con rimas fascinantes del estilo de «mi cintura, necesita tu ayuda, no lo tengo en las venas» o «creo que mi cintura, choca con mi cultura». Versos que, pensadlo, podrían ser peores: «mi cintura, es clara y es obscura» o «mi cintura, cabalga en la llanura». Francamente, Rafael Alberti is shook as fuck con el lanzamiento de ‘La Cintura’.
Y nosotros hemos sacado ya los bañadores del cajón, nuestros subtitulos para cubanos y hemos preparado nuestros mejores collares hawaianos, y nos preparamos para un verano repleto de la melodía de ‘La Cintura’ 24/7. Y sí, la evolución de sonido de Soler es el cariño de toda esta gente, pero ¿por qué ibamos a arreglar algo que no está roto y que llega acompañado de mojitos?
