Ya sabemos que os ha pillado completamente sin preparar, posiblemente con los renos de madera a medio pintar y sin que hayáis tenido tiempo de sacar las luces buenas, y no esas que comprastéis en el Tiger y se quedaron sin pilas al de cuatro villancicos, pero es que… ¡la Navidad ya está aquí y tenemos todos que ponernos al día!
Sí, sí, vosotros que estabais a punto de sacar los flotadores gigantes con forma de pelícano, que habíais saqueado la sección de bañadores de vuestra tienda favorito y desempolvado el CD de Fórmula Abierta para el coche, os encontráis ahora con esta información de que ha llegado la Navidad y os veis liado dándole vuelta de nuevo a todo.
Y como imaginaréis, no es que la Navidad haya llegado porque lo digamos nosotros, que tenemos menos credibilidad que una previsión del tiempo de Minerva Piquero hoy día, es que ha llegado porque así lo indica la persona más docta en el periodo: Mariah Carey.
Y lo ha hecho, obvio, por todo lo alto: plantándose a inicios de junio delante de un chimenea repleta de calcetines, poniéndose su mejor -peor- vestido navideño de color rojo, enjoyada y con un chal de pelo de gato persa, por si su estado de cocción no fuera ya de por si el suficiente.
Así, Mariah, tratando de disimular los brillos que el sudor le provocaba en la cara, tratando de evitar que a su perro le diera un golpe de calor estando tan abrazado y abrigado, y sobre todo, con su mejor sonrisa, anunciaba las fechas de su gira navideña a lo grande.
Y eso que había dicho que habría antes disco de estudio… ¿promocionará a la vez ambos proyectos? ¿Tendremos un fin de año repleto de noticias de Mariah? Cruzamos los dedos según vamos colocando el espumillón en el alféizar.