Crítica

‘Fifth Harmony’ | La promesa de un nuevo comienzo para la girlband

‘Fifth Harmony’ | La promesa de un nuevo comienzo para la girlband

Fifth Harmony, parece mentira, pero lleva en activo ya 4 años. Prácticamente todo el mundo las conoció con el estallido de ‘Work From Home’, uno de esos singles tan masivos, que uno no termina sabiendo muy bien si van en beneficio o detrimento del artista del que proceden (otros ejemplos recientes serían ‘Blurred Lines’, ‘Despacito’ o ‘Shape Of You’). Millones y millones de escuchas, centenas de miles de streams de su vídeo y un enorme play en radios que, sin embargo, ni ayudaba a la girlband a ser reconocida por sus anteriores éxitos, ni daba apoyo al álbum del que procedía el single, que terminó vendiendo unas espantosas 105.000 copias en Estados Unidos, menos incluso que las ya anecdóticas 155.000 del álbum anterior.

Fifth Harmony son la girlband que sobrevive de haber nacido en la era streaming y haberlo entendido quizá antes que las listas en sí, en las que sus logros se cuentan con menos de los dedos de una mano, a pesar de los millones de escuchas que mueven. En cualquier caso, las cifras no alejan la vista de lo que también es obvio, que la búsqueda de un sonido propio ha llevado a la girlband a una discografía bastante errática que su último álbum, ‘7/27’, tampoco arregló demasiado.

Antes de pasar a valorar más profundamente su primer álbum como cuarteto, quedémonos con nuestros tres temas de ‘Fifth Harmony’:

 

He Like That

El segundo track del álbum, vendido ahora como segundo single oficial del mismo, tiene el punto divertido, entre el dancehall, el R&B y el pop que siempre le faltó a ‘All In My Head (Flex)’; un puente facilón con un beat medio hipnótico que mantiene al oyente marcando el ritmo y que desemboca en un estribillo repetitivo y absurdo, idóneo para cumplir la función que busca.

Un riff de guitarra distorsionado lleva al oyente por la canción en la que las chicas describen al chico malote que las tiene locas, un poco al estilo del ‘Soldier’ de Destiny’s Child. No hay duda de que la sexualización de su contenido empieza a ser marca de la casa en Fifth Harmony, pero al menos en este corte, lo desarrollan con cierta gracia, más, de hecho, de la que muestran en su vídeo, empeñado en el softcore que motiva el clickbait.

 

Make You Mad

En ‘Make You Mad’ las chicas tienden puentes a la electrónica que muchos artistas han ido desarrollando los últimos años con mayor o menor gracia. Podría haber sido una producción de DJ Snake, pero no, de hecho, es de Dreamlab, quien metió mano en el ‘Revival’ de Selena Gomez y por ende, algo de buen gusto para ello ha demostrado. ‘Make You Mad’ no inventa la Penicilina, no es el colmo de lo bailable o un giro argumental de los acontecimientos como lo fue, en su momento, ‘Where Are U Now’, por ejemplo; pero es una fórmula bien aplicada y tiene algo muy a su favor: no depende del drop en el estribillo, apoyando en él el peso central de la canción, sino que lo utiliza como gancho posterior a él. Punto a favor de las chicas.

 

Don’t Say You Love Me

Y no es de extrañar que quien escuche el disco del grupo piense en Dua Lipa cuando llegue esta canción: detrás de ella está Ian Kirkpatrick, compositor y productor de ‘New Rules’ en el álbum de la británico-albanesa. Podríamos denominar ‘Don’t Say’ como la única balada del álbum, pero producida como un medio tiempo, le da ese puntito ibicenco, casi veraniego, que es lo que pone el encanto en ella. El tema está construido casi con tres estribillos diferentes, y arrastra a quien lo escucha a través de una canción agradable, adictiva, aunque aleje a la girlband del tal anunciado sonido R&B que, por aquí, ni se ve, si le espera realmente.

 

Esta última canción es la que nos lleva a detectar, nuevamente, el problema de raíz de ‘Fifth Harmony’, aunque podríamos hablar no del álbum, sino del grupo en general incluso: mientras los adolescentes que escuchan música urbana en Estados Unidos tienen sus ojos en SZA, Khalid, Alessia Cara, blackbear o incluso en las más previsibles producciones de DJ Khaled, el R&B de Fifth Harmony no deja de beber de una fuente más, digamos, Kelly Rowland.

Suena antiguo, por mucho empeño que pongan en temas como ‘Sauced Up’ o ‘Lonely Night’, que terminan además perdidos en estribillos popero que hace que uno se pregunte si las chicas pelean en un bando o en otro. Por mucho que saquen garra en ‘Deliver’, no terminan de sonar modernas, las producciones fallan incluso llegando de Skrillex en ‘Angel’, que no puede levantar un single menos inspirado que nada, falto de ganchos y necesitado de refine incluso en sus bases. Del primer single, ‘Down’, que repite, plano a plano, la ejecución de ‘Work From Home’mejor ni hablamos, porque además de pobre, denota una falta de ideas que, de ser fans de la girlband, nos dejaría asustados.

Y es que incluso para una vez que intentan vender un mensaje diferente, el más social de ‘Bridges’, compuesto parcialmente por Lauren Jaregui, las chicas pierden el norte y terminan sonando a cualquier cosa menos a lo que anunciaban que sería su personalidad definitiva. Afirman no construir muros, sino tender puentes, pero no dejan de golpear sus cabezas contra la misma pared. Una pared de la que nos quejamos en el primer golpe. Se quejaron ellas en el segundo, y no terminar de saltar en el tercero. Y al cuarto golpe, amigas, será demasiado tarde para recuperar la consciencia. Si es que aún somos capaces de coger carrerilla y volver a darnos contra él.

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