Echamos un ojo a las candidaturas de la segunda semifinal de Eurovisión 2025 que consiguieron el pase al sábado noche y seguirán optando al micrófono de cristal de este año. Vamos con lo bueno y malo de cada una de ellas.
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Armenia
💿 Survivor, Parg
Lo bueno · La puesta en escena, con el muchacho homenajeando al mismo tiempo el clásico de Amaral Salir Corriendo y el clásico sentimiento del público cuando estaba viendo la primera semi y tenía las ganas de hacer lo mismo. La garantía que la canción le da de cara a conseguir el voto futbolero, porque no hay himno más lololó que este en toda la edición. La garantía que le da la puesta en escena de conseguir el voto del público eurovisivo por motivos obvios. Todo tiene un punto Imagine Dragons y un target objetivo con ganas de ser Khaleesi.
Lo malo · Hija, qué molesto. A mitad de tema es como estar en un bar lleno de gente en el que uno quiere pedirse un Bitter Kas, pero el camararero ya no da abasto y acaba sirviéndoselo horas después. Sin aceituna.
Austria
💿 Wasted Love, JJ
Lo bueno · Que JJ tiene el control de su canción incluso más de lo que controla ese montaje de barco que se monta en escenario y que prácticamente equipara su formación a la de la Princesa Leonor. Y cuando zarpa el amor, navega a ciegas y es quien lleva el timón, de modo que lo de JJ convencerá a todo aquel que ve a alguien ejecutar un agudo y piensa: “ha renacido María Callas”.
Lo malo · Hay clichés eurovisivo de fleco, tacón y ventilador y luego está también este otro tipo, en el que todo es un canteo que busca la victoria de una forma excesivamente obvia y previsible: el elemento emotivo, el agudo lírico, el cambio de beat… resulta agotador. No tan agotador como el blanco y negro durante tres minutos, eso sí.
Dinamarca
💿 Hallucination, Sissal
Lo bueno · Ella vino a vengar a Cascada y vengar a Cascada es lo que hizo. Pero lo suyo, en vez de Evacuate The Dancefloor, fue llevar a todo el mundo a ella. Ella dijo: “vamos a sacar tajada de todos estos festivales en los que un puñado de millennialls quieren ver en directo a Alexia y Shaft y los vamos a hacer votar”. Y botar, de paso, porque Hallucination es un tema tan de ir al grano que podría haberse titulado Roacután. Hacía falta un poco de genericismo efectivo.
Lo malo · Sissal fue a Eurovisión con un euro y un sueño. Se plantó en el escenario pensando: “solo tengo un body de una talla que no es la mía, unos visuales de líneas y una tela transparentosa. Pero no sabéis las virguerías que con esto podían hacerse en 1999”. ¿Las hizo? No demasiado, pero estaba encantada de pasar por allí y contagió el entusiasmo al público.
Finlandia
💿 Ich Komme, Erika Vikman
Lo bueno · Ella no es que llegara a servir, ella es que era el mismísimo Geoffrey Butler. Su actitud durante toda la actuación fue la de que su suelo pélvico estuviera siempre 125 metros por delante del resto de su cuerpo y alma. Su personalidad era la de Jennifer Coolidge negociando el regreso de Sonia y Selena. Y tener una canción tan soez como directa, pero en la que su estribillo parece un clásico del pop nórdico salido de 1974 hizo lo demás. Finlandia fue un subidón para acabar la gala: incluso cuando se asustó porque el micrófono gigante pegó un petardazo al arrancar con las chispas fue maravillosa.
Lo malo · Honestamente, lo único malo que se me ocurre decir de esto es que no estuviera presente durante el resto de performances. Creo que debía haber hecho de bailarina o corista de todas ellas. Ella es el mastil de Austria, ella es la seda danesa, el Kant maltés, la muñeca de Luxemburgo, la corrida armenia. La carrera. La carrera.
Grecia
💿 Asteromáta, Klavdia
Lo bueno · Ella por su astero MA-TA. Klavdia estaba emocionalmente tan enganchada a la canción que ni esa puesta en escena pudo echar abajo su interpretación. Metidísima en su papel de RoRo, quiso contentar a un Pablo al que aquella noche le apetecía que Grecia se colara en la final. Grecia puso un ratito de calma en tanto frenesí y el público dijo: “vamos a votar a esta chiquita, que en algún momento nos tiene que bajar un poco la adrenalina”. Y puestos a elegir balada, elegimos una bonita. Klavdia, por otro lado, es un nombre de artista que me resulta muy simil de nuestra Merche. O Conchita. Solo por eso merecía el pase.
Lo malo · La puesta en escena barroca: ella un puerto, un volcán, un robot digital, un fuego, un agua, un vestido blanco, una piedra… el escenógrafo de Grecia era el mismísimo Miki Núñez. Tuvo suerte de que no la perdiéramos en semejante despliegue de estímulos, que parecía una performance diseñada para el público TDAH.
Letonia
💿 Bur Man Laimi, Tautumeitas
Lo bueno · El desconcierto que le creaba a uno la actuación. Ni idea de lo que estábamos oyendo o viendo, francamente. Era como haber pasado a un sueño en el que de pronto todo era posible y estaba uno rodeado de una niebla espesa que, por algún motivo, tenía aroma a agua salda y a melocotón al mismo tiempo. Letonía provó un número de hipnosis y brujería y le salió rentable. Y en una edición con varios hombres con tan poca ropa como canción, logró también poder mostrar un cuerpo femenino desnudo con approach artístico y no pajillero… tapándolo completamente con una ilusión óptica. Curioso.
Lo malo · Si me pidierais que cantara un trozo de la canción lo único que me viene a la cabeza es ponerle melodía a la frase de La Hierbas “erm… Juan, voy a hacerme una pipa… uuuuh” y moverme sinuosamente al ritmo de cada sílaba.
Lituania
💿 Tavo Akys, Katarsis
Lo bueno · Gracias a su pase supimos que Angy estaba de viaje en Andorra, porque claramente tuvo acceso a votarlos y España no votaba en esta semifinal. Los lituanos pasaron apelando al sentimiento de rock emo de todos aquellos que crecieron con bandas como HIM o The Rasmus, pero escuchando solo los hits de ambos que pinchaba Los40, y murieron en vida a la vez con su música, esperando no tener que escuchar a Tony Aguilar pinchar una de Manolo García inmediatamente después. Suficiente sufrimiento aporta ya el día a día. Katarsis puso el elemento rock a una gala bastante popera, que es como decir que Chica Sobresalto hizo lo mismo en Benidorm. Os hacéis una idea.
Lo malo · Esta banda tiene la misma actitud que el cadáver de mi tía-abuela Mercedes, que falleció en un pueblecito de Castilla en 1944. Y os puedo asegurar que en la actualidad tiene más vida que ellos.
Luxemburgo
💿 La Poupée Monte Le Son, Laura Thorn
Lo bueno · Que dio la sorpresa de la edición, probablemente. Quién iba a imaginar, viendo la performance de su gala de elección, que esto acabaría yendo a algún lado. Y oye, Laura Thorn decidió no dar un golpe sobre la mesa, sino darle una patada a esa Lack de 9 euros que se le había entregado y montar una nueva. Los visuales de arranque funcionaron, la escenografía le iba como un guante hasta el punto de que ella era la mismísima Greta Garbo. Consiguió incluso convencernos de que esto era un digno homenaje al Poupée De Cire, Poupée De Son de 1965 seis décadas después.
Lo malo · Pasado el efecto anestésico -de adormecimiento, no de la cantante de Welcome To My Truth- de la performance, seamos serios. No es un digno homenaje, no. Es como alguien te da una bofetada y te dice “te la doy desde el amor”.
Malta
💿 Serving, Miriana Conte
Lo bueno · Serving está pensada para toda la gente que abarrota cada noche el barrio de Chueca. Es la percepción gay de la popstar femenina. Es la Kylie Minogue de Sexercize pasada por el filtro de una noche en Dlirio. Es la mitad de La Sustancia si la dirigiera Lizzo. Es el triunfo de la obviedad que tomar por tonto al público: y efectivamente, el público está atontado. “Kant en maltés significa bailar”, decían los eurofans. Amore, por favor, no nos tomes al resto por idiotas también. Quéjate de que no le dejen decir coño, pero no salgas a decir de una canción llamada “sirviendo chocho” que chocho está usado como sinónimo de altramuz.
Lo malo · Honestamente, si de servir suelo pélvico se trataba, la ginecóloga de la Seguridad Social le había dado cita para otro día a la pobre Miriana. Su coreografía lucía ejecutada por la Silvia Abril del Chiki Chiki. Sinónimo también de “pequeñito, pequeñito”.