Cambiamos de tercio en nuestra sección eurovisiva, y habiendo terminado de repasar el paso de España por el Festival en los últimos 20 años, procedemos ahora a recordar algunos de los mayores hits que hayan pasado por Eurovisión: ojo, no os hablamos de buenas posiciones, sino de canciones que por a o por b, nos tocaron la fibra en su momento.
Hoy nos quedamos en 2106, cuando Iveta Mukuchyan revolucionaba el Festival con una realización que hizo de su canción una de las favoritas a la victoria.
La canción
Seamos realistas, lo más destacable del paso por Iveta no era precisamente su canción. Es decir, ‘Lovewave’ no consiguió lucirse por ser una estupendísima composición, aunque tampoco fuera espantosa, está claro. A primera vista, era un tema pop con un estribillo de tipo “oooh” fácilmente tarareable por el público de cualquier país, que buscaba que se quedaran con la melodía y los “woah-oh-oh” que le sucedían después.
Y no fracasaba en ello, porque como pieza focal del tema, el estribillo cumplía, pero no hacía de ella una canción absolutamente memorable. Y a pesar de ello, insistimos, contaba con matices chulos, como lo edgy de la voz de Iveta en algunos puntos, algo rota como si estuviera cantando un tema rock entre tanto arreglo melódico, o ese arranque increscendo como de motor en marcha, que parece ir a partir la canción en dos. Luego quedaba un poco en coitus interruptus y la explosión final no era para tanto, pero el momento de acelerón hacía que el público se viniera arriba.
El vídeo para ‘Lovewave’ era en cierto modo la versión hortera del ‘Style’ de Taylor Swift. Contrato un modelo, me superpongo con un trajecito de puntilla, cara de intensa aquí, modelo de Bershka allá, ventilador al máximo, imágenes de células. Imágenes de células, claro, porque por qué no iba a parecer ‘Lovewave’ dirigido por Punset. En su cabeza tenía todo el sentido.
La actuación
Ahí estuvo la clave de toda la presentación de Iveta y de la candidatura de ‘Lovewave’. Más allá de los ganchos que la canción lucía de forma natural, fue su puesta en escena la que terminó llevándola al top10 de aquel año. En los años recientes hablamos mucho de la realización eurovisiva, de la posición de las cámaras, los planos y el resultado televisivo, pero fue posiblemente ‘Lovewave’ la que abrió el melón de las puestas en escena que parecían videoclips.
Iveta se presentó con azules, y según la primera parte de la canción avanzaba, con la cámara persiguiendo cada movimiento de su cuerpo desde diferentes planos, la cantante tiro del contraste del rojo para el momento de arranque del tema. De pronto, los planos no llegaban al segundo de duración. Un tornado de imágenes que culminaban con el beat marcando la salida de varios cañones de fuego y un plano central de la artista con el fondo gélido en tonos azules y blancos detrás.
El público ya se había enganchado a ‘Lovewave’ aunque el resto de la performance no estuviera tan repleta de acción. Iveta supo controlar su cuerpo, utilizar su habilidad de tipo modelo de pasarela para vender la canción, y todo cuadró a la perfección.
‘Lovewave’ prácticamente allanó el camino para performances como ‘Fuego’ o ‘She Got Me’.
El resultado
En su semifinal, sólo Rusia consiguió una mejor puntuación que Armenia, aunque la verdad, fue con una ventaja de más de 100 puntos. Pero Armenia conquistó al público y pasó a la final con 243 puntos, casi 40 por encima del siguiente participante. Cuando le tocó competir en la gran ligar de la final, ‘Lovewave’ no consiguió sacar tanto pecho, pero terminó cómoda en el top10, con una 7ª plaza y 249 puntos.
Armenia logró los 12 puntos del televoto de Francia, Georgia y Rusia; y los 12 puntos del jurado de Bulgaria, Rusia y España. El televoto de nuestro país se quedó algo más corto, con 6 puntos para ‘Lovewave’.
En listas, ‘Lovewave’ pasó sin pena ni gloria -algo que vuelve a evidencia que la actuación pesó bastante más que el tema en sí- y no consiguió colarse en el top40 de ningún país europeo. Hasta ahora, de hecho, apenas suma 2 millones de escuchas en Spotify, mientras que la candidatura española, por ejemplo, -el ‘Say Yay’ de Barei- está en 13,4 millones. Habiendo quedado en el bottom five.