En ‘Estrella Fugaz’, tenemos la intención de echar la vista atrás, como nos gusta, para analizar aquellos lanzamientos de estrellas que según empezábamos a disfrutar, de pronto, se fueron. No nos dio tiempo ni de asimilar sus nombres. Las nuevas generaciones no las conocen. Pero durante unos minutos, o unos segundos al menos, sus nombres estuvieron en nuestras bocas por un par de singles o un álbum al completo.
Prepara tu telescopio, y si las ves regresar, pide rápido un deseo: nunca sabes como cuánto va a aguantar su estela. Nuestro invitada de esta semana es Conor Maynard.
Si algo es Conor Maynard, es reflejo del nuevo sistema de contratación de popstars millennials: su aparición en la escena pública es uno de los casos en lo que Youtube sirve de casting para nuevas caras, y es que Maynard había ido subiendo vídeos a la plataforma desde que tenía 14 años, y de pronto, sonó la campana.
Y como al Reino Unido le encanta adaptar ideas americanas y transformarlas en algo más de andar por casa, lo hizo también con él. ¿No entendéis a qué nos referimos? Pues imaginad lo que Mis-Teeq a Destiny’s Child, lo que Leona a Mariah, lo que Jessie J a Pink y finalmente, lo que Conor Maynard era a Justin Bieber.
Y es que el muchacho sufrió lo suyo tratando de hacer ver que tenían perfiles diferentes, pero es que si a Bieber le servía Usher de mentor tras ser hallado en Youtube, a Maynard le hacía de mentor Ne-Yo. ¿Veis? Más de andar por casa. Eso sí, bajo la tutela del ahora demodé cantante Conor saltó a una serie de televisión de Sky1 y firmó su primer -y único- contrato con Parlophone, que le prometió indagar en el sonido que le gustaba.
Y efectivamente, Maynard tampoco lanzó un single que no lo representara en absoluto, sino que tiraba por ese urban que del que venía inspirándose, con la ayuda de The Invisible Men, a los que después hemos visto en producciones de Zayn, Britney Spears, Jonas Blue o All Saints.
‘Can’t Say No’ llegó al #2 en la lista de singles británica, y de pronto, todo el viento parecía ir en favor de Conor Maynard. Se había convertido en la promesa británica del pop urbano teenager, y en el Bieber patrio, por mucho que el tratara de escapar de la comparativa en todas y cada una de las entrevistas que le hacía. Recordemos que Justin aún no había publicado ‘Purpose’, con lo que la apreciación que la prensa tenía de él era bien diferente a la de hoy día.
Y su homólogo british continúo lanzando material, llegando al #4 con ‘Vegas Girl’, que eso sí, no consiguió la certificación de Plata que sí logró el single anterior. El rumbo quedó rápidamente corregido con ‘Turn Around’, junto a Ne-Yo, que llegó a un más discreto #8, pero se mantuvo en listas durante más semanas, llegando a ser certificado.
La era ‘Contrast’, su primer álbum, la cerró lanzando ‘Animal’, junto a Wiley, una canción que lo definía bastante bien, mezclando elementos del EDM de la época con una base R&B. El tema llegó al #6 en UK y, con cuatro singles en el top10, nada hacía prever una caída del intérprete.
De hecho, contaba con la ventaja de que el disco, sin funcionar con grandes cifras, sí le había otorgado un #1 y fue certificado Plata semanas después, tras vender más de 60m unidades. Por todo estos factores, sorprendió que el cantante quisiera dar paso a su siguiente etapa apenas unos meses después, con el lanzamiento del primer single del que sería su segundo disco, ‘R U Crazy’.
Producida y co-escrita por Labrinth, la canción ahondaba en su lado urban más oscuro y lo separada un poco del sonido del primer disco, pero a pesar del #4 y su certificado de Plata, pocos entendieron que el cantante afirmara “ir a cambiar de sonido porque había madurado desde el lanzamiento del álbum”. Insistimos, fueron apenas 5 meses entre ‘Animal’ y el siguiente single.
Pues que Conor, igual que muchos, forzó demasiado la maquinaria, y se confundió por completo tocando más palos que un jardinero. Sin las cosas muy claras en él ni en su equipo, entramos en una era de reinvenciones que estaba confundiendo del todo a sus seguidores: tras oscurecerse en ‘R U Crazy’, Maynard se ponía en plan Sigala con el extra-veraniego tema ‘Talking About’, uno de esos singles que parecían no ir a fallar en listas porque era facilón, fresquito y directo.
Sin embargo, el #44 en el que quedó en la lista de singles dejó claro que su lado poppy interesaba bien poco, y volvió a girar la ruleta en busca de un estilo que le fuera mejor. Y de pronto, Conor era un crooner de nueva era, a medio camino entre John Newman y Justin Timberake en ‘Royalty’, que ni siquiera pasó por las listas británicas, hundiendo el proyecto que, apenas tres años antes, parecía insumergible.
Con el desolador panorama, Conor Maynard lanzaba en 2016 ‘Covers’, un álbum de versiones de temas al azar, entre las que aparecen canciones de Zayn, Shawn Mendes, Justin Bieber o Drake, evidenciando aún más su pésimo momento comercial, puesto que todas ellas eran los hits que él no había conseguido marcarse. El disco, por descontado, no pasó por ninguna lista.
Ahora mismo, Maynard intenta finiquitar el contrato que sigue uniéndolo a Parlophone y que le prohibe lanzar material a sus anchas, aunque sí ha venido colaborando con diferentes artistas del mundillo del dance, sin demasiado suerte que digamos. El cantante sigue en activo en Youtube, donde continúa colgando versiones y colaborando con artistas de forma puntual en sus vídeos.