En ‘Estrella Fugaz’, tenemos la intención de echar la vista atrás, como nos gusta, para analizar aquellos lanzamientos de estrellas que según empezábamos a disfrutar, de pronto, se fueron. No nos dio tiempo ni de asimilar sus nombres. Las nuevas generaciones no las conocen. Pero durante unos minutos, o unos segundos al menos, sus nombres estuvieron en nuestras bocas por un par de singles o un álbum al completo.
Prepara tu telescopio, y si las ves regresar, pide rápido un deseo: nunca sabes como cuánto va a aguantar su estela. Nuestro invitado de esta semana es Billy Crawford.
Nacimiento de la estrella
Billy Crawford era uno de esos niños prodigio que tanto le gustaba a los magnates de la época: a los tres años empezó a cantar, y poco después empezó a trabajar en un programa de televisión, en plan versión infantil de lo que hace Iguana Tango en ‘La Ruleta De La Suerte’. Billy Crawford fue ganando atención con sus apariciones, y consiguió trabajos aquí y allí, hasta que en 1995, se sumó a Michael Jackson durante su presentación en los VMA, como parte de su equipo de bailarines.
Alguien debió ver algo en el filipino, porque rápidamente después, en el 99 y con apenas 15 años, lanzaba su álbum debut, homónimo, y de sabor bastante Michael Jackson noventero, dicho sea de paso. El disco no consiguió ser un smash, pero sí le dio cierta relevancia en su país e incluso le abrías las puertas a Reino Unido, donde alcanzaba un anecdótico #82 con ‘Mary Lopez’, uno de sus primeros singles, que por cierto, tuvo versión en español, ‘Se Llama María’.
Momento cúspide
Aunque el primer disco sólo le serviría para dejar volteadas algunas puertas, el segundo disco le dio algo más de suerte, y en 2001, conseguía su primer hit contundente, ‘Trackin’. El single fue su segundo top40 británico (#32), porque ya había pasado por él con ‘You Didn’t Expect That’ (#35), pero más importantemente, fue un hit en Europa: llegó al #23 en Alemania, al #5 en Bélgica y Suiza, y también en Francia, donde llegó a superar el medio millón de copias vendidas.
El arrastre del single fue aprovechado por el siguiente, ‘When You Think About Me’, que continuaba con esa fórmula a medio camino entre Justin Timberlake y Tony Santos -algo bien, algo mal-, y aunque no fue tan hit como su predecesor, aún le dio unos cuantos top40 por Europa y el #14 francés. El Reino Unido, para entonces, ya hacía oídos sordos.
A pesar del éxito de los singles, con el segundo disco del cantante, ‘Ride’, poco ocurrió (al menos fue Oro en Francia por el impacto de su primer single), y se conformó con haber tenido un par de hits medios a los que aferrarse.
Con las cosas así, Billy Crawford quiso aprovechar el sonido que parecía funcionarle, y su siguiente disco, ‘Big City’, tuvo una producción súper americanizada. El muchacho se rodeó de caras populares en los estudio de grabación americanos (Stargate, Tricky Stewart…), y se dejó guiar para obtener mejores resultados, aunque la cosa no resultó bien. Ningún single del disco destacó especialmente, y desde entonces, los lanzamientos de Billy Crawford (dos álbumes más desde entonces, y el último, un EP de 2013), han quedado para un público reducido.
Qué ocurrió después
Billy Crawford presentó un talent en 2007 para encontrar, en Filipinas, a los bailarines de su próximo concierto. El éxito de su paso por televisión lo llevó a instalarse finalmente en la pequeña pantalla, donde apareció en una serie de programas hasta que en 2010 se hiciera con su papel definitivo: el de presentador del ‘Got Talent’ local, que le ha llevado a ganar varios premios, incluso.
Billy Crawford se ha convertido, desde entonces, en el Jesús Vázquez filipino, presentando un buen número de talent shows: además del ya citado, que sigue en antena, se ha hecho cargo de ‘Tu Cara Me Suena’ -en su versión normal e infantil-, ‘World Of Dance’ o ‘I Can See Your Voice’.
Se rumorea que en 2019 debería presentar un nuevo álbum, aunque pocos detalles se conocen al respecto.
https://youtu.be/kPw_Bd8XXyU