Lo decíamos cuando nos tocó hacer el análisis del Festival de Eurovisión Junior de este año: no era posible que aquello estuviera interesando a los niños. Era una gala diseñada por y para adultos, con los niños como mero florero: las canciones no eran infantiles, ni lo eran los stagings, ni lo eran los propios niños si cabe. Tampoco lo fue la cobertura en redes ni la forma de vivir el Festival infantil. Fue todo, la verdad, bastante espantoso.
Y los datos de audiencia han sido un reflejo de ello: un 11,2% del público se interesó por aquello, bajando la audiencia de La1 en un 1,8% respecto a la película de la pasada semana, aunque eso sí, quedando al menos un 0,7% por encima de la media diaria de la pública. El dato no fue catastrófico, sino meramente mediocre, porque al menos 1,5 millones de espectadores se sumaron al Festival un domingo por la tarde, que no es el mejor horario para grandes audiencias.
Ahora bien, viendo los datos que publican los compañeros de FórmulaTV, hay algo que resulta realmente significativo: si los analizamos por franjas, tan sólo un 9% del público infantil de entre 4 y 12 años se interesó por el concurso. El segundo share más bajo por franjas, sólo empeorado por el 7,5% del público entre los 25 y 44 años. Un festival diseñado, teóricamente, para niños, que sólo convence al 9% de los que ven la televisión.
Sin embargo, entre los mayores de 65, las cosas cambian: el Festival consigue enganchar a un 13,4% del público mayor que en aquel momento veía la televisión. El dato más elevado por franjas. Los jóvenes de entre 13 y 24 años marcaron un 11,3%, muy sutilmente por encima del dato general del JESC.
Como decíamos, a nivel de audiencias no fue un sonoro fracaso, sino algo medio, pero a nivel Junior el desinterés fue palpable: si lo suyo es que los niños hablaran en el cole de lo que había ocurrido allí y dejado de ocurrir, ya os decimos que el tema de conversación televisiva giraría más en torno a la Copa Davis que a la tercera plaza de Melani.
