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España, con el pop repleto de falsos latinos, tiene la cara de pedir explicaciones a Rosalía

España, con el pop repleto de falsos latinos, tiene la cara de pedir explicaciones a Rosalía

España es un país que rara vez se moviliza por algo en condiciones, pero especialista en movilizarse por la mínima chorrada: no vamos a poner ejemplos por no levantar ampollas políticas, pero en ese listado, Lo De Rosalía sería lo último en ser añadido.

La moda de 2018 es acusar a la cantante de apropiación cultural, porque ya han salido los puristas del flamenco a decir que se está apropiando del estilo sin ser ella ni andaluza, ni gitana, ni nada de esas cosas. Bien, vamos a analizar cuál es el problema del sinsentido de las acusaciones.

 

La apropiación cultura afecta a las minorías

Minorías, o en este caso, estilos que han sufrido un maltrato mediático o popular en el país, que necesitan de visibilidad natural. Y ojo, hablamos de flamenco, de canción española, de copla o como queráis denominar a eso que parece que hace Rosalía, a lo que nosotros llamamos pop, pero allá cada cual. Si de verdad alguien tiene las enormes pelotas de decir que el flamenco y derivados están sufriendo rechazo en el país, yo me bajo del tren. Me bajo, porque sería la mayor estupidez que he escuchado jamás. Con la mitad de los artistas andaluces patrios bebiendo del mismo, y la otra mitad luciéndolo por todo el país.

Por ende, ¿qué apropiación cultural? «No, es que va de gitana». Bueno, yo también puedo decir que va de hindú mi vecina si se pone un turbante, pero si no es ella quien así lo indica, digo yo que podrá vestir y actuar como le de la real gana.

 

Una panorama músical literalmente repleto de «apropiacionismo»

Si nos ponemos en esas, que sería completamente ridículo, que alguien vaya y le diga a Abraham Mateo que está apropiándose de la cultura latina. A Juan Magán, a Beatriz Luengo, a Gemeliers, Dvicio, Melendi, Mónica Naranjo y otros 600 artistas que, a bote pronto, nos vendrían a la cabeza poniendo acentos completamente impostados y ridículos.

Pero a ellos no se les pide ninguna explicación, en parte porque la mayor parte de quien lo hace son hombres (ojito a este punto también), en parte porque todos hemos asimilado que «lo latino está de moda». Y uno puede poner acento latino porque está agitando las maracas, pero pone uno acento andaluz y ya se le viene una «comunidad» entera encima.

Ey, Alejandro Sanz, ándate con ojo, que llevas 20 años de apropiacionismo.

 

El uso de un estilo llevado a su terreno

Lo que hace Rosalía, especialmente ahora mismo, es pop. O urban, si apuráis. Pero no es flamenco. No está «haciendo del flamenco algo moderno», algo tan ridículo de decir como acusarla de apropiacionismo: lo que está haciendo es coger lo que le interesa del estilo y aplicarlo a su forma de hacer las cosas. Como Norah Jones hizo con el multi-ganador del Grammy ‘Come Away With Me’, como Kendrick Lamar hace con elementos del jazz, como Pitingo hace cogiendo música negra y cantándola con acento sin que a nadie parezcan haberle salido ampollas.

Es más, cuando Pitingo homenajeo a la música negra, la crítica y el público aplaudían como locos. Un soul, que, por ejemplo, en España sufre bastante más que el flamenco. Pero ah, era Pitingo, «haciendo soul fusión». Como Ketama, como Rosario con el funky.

 

Lo prohibido amigos, es darle la vuelta a la tortilla, porque no hay nada más cool que estar en contra de las modas. Y Rosalía, para su desgracia, está de moda. Ataquémosla a machete y hoguera hasta que grite a los cuatro vientos que nació en Barcelona, y cante sardanas en catalán.

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