Esta mañana nos hemos despertado pudiendo echar un ojo a las cifras finales que maneja el último álbum de Usher en Estados Unidos. Lanzado por sorpresa, el álbum, en colaboración con el productor Zaytoven, apenas ha convencido a 14,8m usuarios, y de ellos, apenas 4,3m se han hecho con una copia digital del disco.
Cifras absolutamente desastrosas que condenan al cantante a un hórrido #29 en su estreno en Billboard, dándole a Usher el peor de los resultados de su historia: el cantante jamás había entrado por debajo del #5 tras su debut en 1994. Es más, incluso en su era más baja, la de ‘Hard II Love’ en 2016, cuando marcó aquel top5, consiguió colarle el disco a más de 38m usuarios, casi el triple de lo ocurrido en esta era. En 2012, algo más atrás, Usher llegaba al #1 con las 128m unidades de ‘Looking 4 Myself’.
Las cosas así, exponemos hoy el porqué de los trágicos resultados de ‘A’ y debatimos sobre si el disco merecía haber conseguido un mejor resultado o no.
Merecía mejores resultados
Seamos honestos: nos encanta Usher, pero llevaba años a la deriva con discos que ofrecían una de cal y una de arena. Por cada buen tema que incluían, cuatro eran abismales. Recordemos cuando, por ejemplo, en 2012 brillaba con la magnífica ‘Climax’ en un disco que después se promocionaría con algo tan básico y feo como ‘Scream’. Un afear sus grandes lanzamientos que, en esta ocasión, no tiene reflejo: ‘A’ es su mejor álbum desde ‘Confessions’, un lanzamiento coherente, con gusto, bien hilado y que presenta un material digno de venderse como “álbum”, frente a la sensación de recopilatorio de sus últimos trabajos.
Por tanto, sí, sus esfuerzos merecían más que 14m míseras copias: Usher ha tratado de ponerse al día en ‘A’, ha jugado con bases trap, ha modernizado su sonido y se ha propuesto, de forma bastante eficaz, jugar en la misma liga que muchos artistas urban de la era actual. Lo ha hecho con solvencia, sin rechazar del todo sus raíces y bajo la estupenda supervisión de su productor. Un homenaje a la ciudad natal de ambos, Atlanta, que ha vuelto a poner el foco en la música después de unas cuantas polémicas personales del artista.
Es el resultado que el disco merecía
Por otro lado, ¿qué esperaba Usher de un disco lanzado sin promoción, por sorpresa, y sin que el cantante haya aparecido en ningún sitio a darle algo de bombo? Bastante que un puñado de personas han sido consciente de su lanzamiento. Posiblemente, el trabajo quedará como algo anecdótico en su carrera, un EP colaboracional de cara a allanar el terreno para su próximo disco per se.
Como decíamos, Usher necesitaba más que un buen puñado de canciones para liberarse de las polémicas que lo venían persiguiendo, y puede que, además, necesitara un puñado de canciones adecuado para conseguirlo. Si bien ‘A’ lo pone a competir con cierta soltura en el A-List, no hubiera estado de más que los temas más modernetes se codearan con un material que le fuera más reconocible a su público de toda la vida. Muy pocos momentos del disco recuerdan a la gente de ‘8701’ o ‘Confessions’ por qué se hicieron fans del muchacho.
El trap está bien, pero en un momento tan dulce para el nuevo R&B americano, Usher podía haber sacado más tajada de todo esto, y haber fijado más la diana en algo como lo de SZA, lo de The Weeknd, Ella Mai o Khalid, y menos en lo de Post Malone, Future o 6IX9INE.