Crítica

‘ep2’, el pequeño gran paso adelante de Natalia Lacunza

‘ep2’, el pequeño gran paso adelante de Natalia Lacunza

En lo que a cifras se refiere, Natalia Lacunza puede ser considerada la ganadora moral de ‘Operación Triunfo 2018‘. Su primer EP, ‘Otras Alas’, fue el disco más vendido de su edición, superando las 12k copias aunque sin llegar a las 20k que su Disco de Oro daba a entender. Aún y con esas, ninguno de sus compañeros sobrepasó las cifras del trabajo o las del primer single del mismo, ‘Nana Triste’, Platino en el país.

Se generó, por tanto, cierto interés por una Natalia Lacunza que en aquella primera píldora con Guitarricadelafuente decidía romper con su imagen de ‘Operación Triunfo’, con la vocalista potente e incluso con el look de diva random que el programa le había colocado. Y funcionaba, porque se había saltado la opción previsible y nos dejaba descubrir a una artista que parecía tener algo que contar, más allá del brillo del plató y de la lentejuela.

‘Otras Alas’ tenía sus más y sus menos, sus influencias demasiado a la vista y su falta de nexo a pesar del intento de ir desnudando el trabajo canción a canción hasta llegar al climax de su pista final. ‘Nana Triste’ pedía más dónde ‘Tarántula’ pedía menos. Y Natalia tomó nota. Y ha publicado su segundo trabajo, ‘ep2’ absolutamente consciente de errores y aciertos.

Antes de seguir hablando de sus temas, veamos qué identifica al trabajo en tres puntos.

 

El equilibrio perfecto entre la ‘Triste’ y la ‘Tarántula’

Como decíamos, aquel single de debut nos hacía quedarnos con el regustillo de una Natalia que podía aportar más en el minimalismo que en el formato maxi. Cuántos menos excesos, mejor. Cuanto más orgánica, más acertaba. Pero ella, como sabedora de que tras la producción de sus piezas más uptempo había mucho más acierto del a primera vista visible, se ha aplicado en su nuevo trabajo.

Y así, surge una mezcla entre la instrumentación orgánica y la producción contemporánea que alcanza momentos de verdadera exquisitez: la distorsión de la voz, los golpes reggaetón nunca del todo bailables, los arreglos trip-hop, esa Lacunza que podríamos ya considerar más cantautora que diva, pero que se guarda medidos golpes de sorpresa en la instrumentación de sus temas.

El disco sigue un hilo de melodías melancólicas, minimalistas, pero siempre con una producción que suma con los pequeños detalles.

 

El paso adelante como letrista

Decía Juanes cuando publicaba ‘Un Día Normal’ en 2002, que sus letras estaban pensadas para que la gente pudiera entenderlas sin grandes complicaciones. Que era algo así como poesía de calle. ‘EP2’ tiene en común que todas las canciones son fáciles de entender: el desamor, la decepción, las ansias de huída, la muerte… un mensaje tremendamente generacional que no resulta tampoco ajeno para los que lo escuchan con algunos años de más y quedan fuera de su target potencial.

A Natalia se la entiende cuando canta, porque su voz, entre lo narrado, lo susurrado y lo cantado, se maneja bien cuando tiene que contar historias en las que se intuye que hay verdad: de hecho, ella es co-letrista y compositora de cada corte de ‘ep2’. Y hablamos de lo directo de las letras, que se permiten sus licencias poéticas sin caer en rizar el rizo, pero deberíamos también hablar de lo bien que mide la artista su voz. Con más de una escucha al EP, es fácil identificarla triste, sensual, divertida, poderosa. A pesar de que todo el trabajo se conforme de un estilo vocal similar.

 

Estética y música en equilibrio

Si algo tenía Natalia Lacunza que tener en cuenta es que la estética de un músico nunca puede estar por encima de las propias canciones. Tiene que servir para vestirlas, para apoyarlas, para venderlas en imagen. Y ‘ep2’ aún tiene margen de mejora en eso: las fotografías del libreto son estupendas, pero los vídeos que acompañan a algunas canciones aún pecan de exceso o defecto. En el caso de cualquier artista quizás esto tendría una menor importancia, pero es precisamente ella la que ha querido que ambas cosas se equilibren. ‘ep2’ se escucha, pero también se ve. Y puede verse mejor: ‘Olvídate De Mí’ no merecía la maraña visual que tiene como vídeo y ‘Algo Duele Más’ bordea lo hortera por momentos, cuando ambas canciones son mucho más sencillas y efectivas que todo eso.

 

Pero es la segunda pequeña píldora de la carrera de Natalia Lacunza y el hecho de que parezca haber encontrado el camino con 7 canciones y apenas 20 años es remarcable. Por sacar una pega a ‘ep2’, diremos que es una pena que no haya sido el disco completo. Queda por descubrir qué se guarda Lacunza en el bolsillo que pueda merecer más que estos cortes formar parte de un trabajo largo, pero aquí estaremos para verlo.

De mientras, se puede disfrutar del funky noventero de ‘Boys’, el R&B juguetón de ‘Dile’ -lo más divertido del álbum-, el intimismo oscuro de ‘Llueve’ -junto a Mori-, los destellos FKA Twigs de ‘Ya Te Vas’...Y es que en ‘ep2’ Lacunza sigue teniendo ciertos referentes en la mente -hay algún punto James Blake, sus productores dejan también algo de sí, Twigs, Banks, Solange-, pero hay un cambio evidente respecto a la primera Lacunza.

Y es que en ‘ep2’ su principal referente empieza a ser ella misma. Si cortes tan preciosos -y precisos- como ‘A Otro Lado’ han quedado fuera de su disco largo, no podemos sino esperar a descubrir qué más le queda por cortar. Preferiblemente, sin tirar de spanglish.

 

Temas clave: ‘Boys’, ‘Olvídate De Mí’, ‘A Otro Lado’

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