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EMEIE sufre otro problema de sonido durante ‘Nacidos Para Creer’ en Canal Sur

EMEIE sufre otro problema de sonido durante ‘Nacidos Para Creer’ en Canal Sur

Hay quien encuentra raro que a los cuarenta esté gafada, pero hay quien no lo encuentra tan raro, considerando que últimamente, EMEIE ha echado a su café, más que sal, un shoop-shoop, un qué sé yo, y se ha venido súper arriba durante sus actuaciones. Y claro, se pasó por Canal Sur a continuar con la promo de ‘Necides Pere Creer’, actuando, incluso, con voz en directo para evidenciar que el fiasco de la pasada semana fue algo puntual, pero las cosas no terminaron de salir como lo esperado.

A ver, es cierto que EMEIE sonó bastante digna, dentro de lo que es que en el single su voz suene ya de por sí como una parodia de la Montero de hace años, pero en este sentido no es que fallara en el directo. Lo que le ocurrió fue, ¡tachán! un problema de sonido real. No como cuando dice que tiene un problema de sonido y es en realidad un peculiar vegetal que hace que se ría de la Bruja Avería. En este caso, la explicación al lapsus que sufre es sencilla: no es que EMEIE olvidara la letra del single, como han apuntado en muchas publicaciones, sino que es un problema con el tv edit del tema.

‘Nacidos Para Creer’ está recortada para que dure menos en televisión, con lo que después del estribillo pierde una estrofa y pasar directamente a los siguientes versos. EMEIE intenta seguir la letra de la canción original, pero se pierde ante la ausencia de ese trozo, porque, imaginamos, habrá «ensayado un día para todo eso». Disimula como puede, bailoteando y sonriendo con cara de tener entradas caducadas que eran de segunda fila, y finalmente, cuando el coro entra, vuelve a situarse en el tema.

Así que, démosle un poco de paz a EMEIE, porque esta vez, salvó el lapsus, sí ha conseguido mantener el tipo: más que nada, porque, volvemos a insistir: no se trata de un problema vocal, ni de sonido. A la muchacha se le nota cuando en vez de preguntarse qué sabemos nosotros de ella, se pregunta cuántos gramos pesa su alegría, y cuánto pesa el miedo a ser feliz.

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