Finalmente ha ocurrido. Lola Indigo ha compartido un comunicado en redes sociales cansada del acoso tuitero al que se ha visto sometida en los últimos días, después de que se publicara una fotografía en la que aparece acompañada, entre otra gente, de Achraf Hakimi, acusado formalmente de violar a una joven de 24 años.
Lola Indigo ha decidido compartir las siguientes palabras con sus seguidores y todos aquellos que la han criticado estos días, provocando así una ola de acontecimientos que nos llevan a plantearnos el Dilema Lola Indigo.
La creación de la no-noticia
Lo primero y más evidente: este mensaje en redes sociales es un error mayúsculo de comunicación. Porque una noticia en Twitter no es una noticia. Nadie estaba hablando realmente de esta situación, más allá de cuatro portales y usuarios random. El comunicado de ella, como en su día ocurrió con el drama de ‘Estirando El Chicle’ es lo que realmente convierte todo esto en un suceso trascendente. Es lo que llevará a que se comente en todas partes y el debate se hinche hasta un punto insospechado.
Además, un comunicado así, por mucho que provenga de un comprensible hartazgo y de una situación de presión, no hace sino acentuarla: el enfoque del speech, la ausencia de contexto y la acusación al resto sin mirar hacia adentro se le va a venir mucho más en contra que la propia situación de origen.
El contexto
A este comunicado le falta información. Las críticas a Lola Indigo han tocado techo con sus fotos junto a Achraf Hakimi, lógico, pero de esa situación podía haber salido fácilmente con una explicación que todos entendíamos fácilmente: que no lo conocía como para saber cuál era su situación. Porque nos hubiera pasado a muchos de nosotros. No podemos hacer un fact-check de cada persona que nos presentan en los primeros minutos de relación. Ahora bien, el problema es que Achraf es el techo.
Los escalones previos ya los había caminado y se omiten -posiblemente de forma deliberada- en el comunicado: el problema arranca con el lanzamiento de ‘El Pantalón‘, junto a Omar Montes, y se intensifica después de que su colaboración cancelada con JC Reyes volviera a viralizarse en redes sociales. El curriculum machista del primero ha sido tremendamente público, JC Reyes es el señoro que decidió compartir en sus redes imágenes de Rosalía desnuda generadas por IA. Imaginamos que el urbano patrio tiene mejores perfiles de los que rodearse. Al menos, según parece, el feature con el segundo se quedó en el ostracismo.
Especialmente porque hay algo más que se ha viralizado en los últimos días: un vídeo de Lola explicando que por muy ‘pegao‘ que alguien esté en el urbano, no colaboraría con él si es un completo imbécil. Y claro, aquí estamos con ‘El Pantalón’.
El dilema
Lola Indigo no ha violado a ninguna mujer. Lola Indigo tampoco ha intentado humillar a ninguna mujer. Ni ha animado a un colega suyo a agredir sexualmente a otra. Esos son JC, Omar y Achraf. No ella. De modo que es absurdo que ella cargue con una polémica que debería estar en los hombros de ellos. Y lo está haciendo. Y en ese sentido, entendemos el hartazgo. No se puede cargar en los hombros de las artistas femeninas el asco que den los masculinos.
Pero la decepción es normal que llegue con ellas. Principalmente porque ellos son de un perfil del que se espera más bien poco. No por ser hombres, y pongo un ejemplo: tampoco le cae la de San Quintín a Ana Mena, porque de Ana Mena nadie espera absolutamente nada. De Lola Indigo sí. Del mismo modo que no se espera nada de India Martínez, pero sí de Zahara. Porque tienen un discurso. Un discurso que es muy de agradecer, un discurso valiente, un discurso que las convierte en mucho más interesantes que a otros perfiles. Pero que también las coloca en esa tesitura de tener que tomar decisiones coherentes al respecto del mismo.
Y esto no justifica ningún acoso. Pero sí justifica la crítica a los hechos. No al de la foto, pero sí al de las colaboraciones. Y ponemos otro ejemplo que explica por qué. Cuando Da Baby, rapero americano que colaboró con Dua Lipa en ‘Levitating‘, protagonizó una polémica anti-LGTBIQ+ y fue cancelado por ella, la cancelación tuvo éxito porque nadie en el pop ha vuelto a colaborar con él. El vacío lo condena a un público nicho. El mismo del que este tipo de perfiles busca salir, para ganar más público y visibilidad, generalmente a través de artistas pop.
Si colaboramos con ellos, damos alas a sus perfiles, sus discursos y su impacto. La artista femenina en cuestión no tiene que cargar con sus pecados, insistimos, pero sí tiene una pequeña llave que ayuda a que otros triunfen en su lugar.
El fallo del mensaje
Lola Indigo, previsiblemente agobiada con la situación, erra el tiro de su comunicado. Se queja de mensajes misóginos, sexualizados o que aluden a su cuerpo. Pero esos mensajes no llegan por esta situación. Esos mensajes llegarían igual un martes, 4 de febrero, porque energúmenos va a haber siempre en redes sociales. Y basta que se viralice una foto suya en la playa, para Tezenis, o en un día de calor en la terraza. Pero poniendo el foco en esos topics, que no son del momento, desvía el punto principal de toda la situación: que es que dijo que no colaboraría con, cito textualmente, imbéciles, y ya tenemos a dos claramente reconocibles en lista. Tres con el de la foto, aunque en su caso es accidental, según parece.
En estos casos, volviendo al inicio, nos parece que el no-comunicado es más útil que el comunicado vacío. Salvo que quiera indagar en el tema que realmente acapara las críticas, el de sus colaboraciones, es mejor que no hiciera noticia de algo que no lo era. Y el tema de las colaboraciones tiene una entrevista, no un tuit.