La semana que viene ‘Drag Race España’ coronará por tercera vez a su reina. Cuatro son las finalistas de una tercera edición, la más discutida por el fandom hasta la fecha, que les ha sorprendido dejando a las más obvias favoritas fuera del concurso semana a semana. Las cosas como están, ¿cuál de las chicas tiene más papeletas de llevarse el gran premio?
El Scoreboard final
Así han quedado los resultados de nuestras valoracions semanales para cada una de ellas. Pitita, con cuatro victorias en el programa y dos en nuestro scoreboard, es la más obvia favorita. Acumula el 32,5% de nuestros puntos, a 4 de la segunda, Hornella, que ha ido ganando enteros con el paso de las semanas y la ausencia de otros nombres que podían haberla adelantado.
Os recordamos que en este gráfico, los wins se refieren a los del programa y las coronas representan a nuestro scoreboard.
Pitita Queen: la decisión más obvia
A estas alturas de concurso, es un tanto obvio que la corona está prácticamente puesta sobre la cabeza de Pitita. Tampoco es esto una novedad en ‘Drag Race‘, lo de coronar a la elección más obvia: ¿alguien dudó en algún momento de las posibilidades de Carmen Farala o Sharonne en su llegada a la final? Eso sí, puede que sea el cuarteto final que más fácil se lo pone a la favorita.
Pitita ha brillado durante el concurso, especialmente al presentar sus propuestas en la pasarela: es complicado olvidar su homenaje a la moda española, sus continuas referencias a los diseños más clásicos, aquel runway disfrazada de croqueta y de calamar, el guiñó a la corrupción marbellí, la Lydia eurovisiva llevada al universo Dior… Pitita es de esas reinas que estás deseando que aparezca para ver qué demonios lleva encima y con qué clase lo ha diseñado. Y eso, recordemos, que se ha pasado la edición entera con un dedo roto.
Pero no sólo de moda viven las reinas: Pitita también supo sacar partido de su personaje en el musical de la Movida, nos dio un talent ridiculísimo con mímica sobre celebrities españolas y eligió un ‘Snatch Game‘ lastrado por un postizo, pero con una Sara Montiel que era innegable que se le parecía. Ha sabido encontrar el equilibrio entre unas pruebas bien realizadas y la guinda del pastel sobre la pasarela.
Hornella Góngora: premio a la consistencia
Este año tenemos a dos reinas en la final que no han sumado una sola victoria a su marcador, pero el caso de Hornella es llamativo porque es la única de ellas en hacerse el recorrido entero por el programa sin llevarse el premio gordo semanal. Si el programa considera que ha sido robada en algunos momentos, tendría ahora la oportunidad de premiar su consistencia llevándola hasta la corona, desde luego.
Hornella ha dejado grandes momentos a su paso por el programa, como aquel homenaje a la escena de Sonsoles en ‘Yo Soy Bea’ cuando, quitándose una peluca idéntica a la que llevaba debajo gritaba “¿acaso no me reconoces?” en el homenaje al terror español. Y su ‘Snatch Game’, junto a Vania, quizá el challenge donde más mereció reconocimiento, haciendo de un Juan Carlos I al que le salían las referencias por las orejas.
Ha sido la reina que posiblemente menos pifias ha acumulado, la más estable de las cuatro finalistas. En la pasarela ha mostrado su talento con un magnífico outfit realizado con pelo, o en aquella pasarela 3 en 1 donde combinaba el arte de lo hecho a mano con una fantasía que nos llevaba desde las bolsas de basura hasta una princesa urbana, manteniendo una narrativa en todo momento.
Vania Vainilla: la apuesta por lo más clásico
Apostar por Vania de cara a la final sería un statement de ‘Drag Race’ en favor de la historia del drag, un reconocimiento al drag más clásico, al concepto de lo que alguien tenía por drag precisamente antes de que ‘Drag Race’ lo transformara en el mainstream.
Vania es esa reina que parece llevar tres viagras encima constantemente, que resulta hilarante en su forma de hablar diga lo que diga, porque todo lo dice con ese tono de Lydia Bosch cachonda, de protagonista de un show de Revista, de Norma Duval portada de FHM. Vania representa también el humor soez, el sexual sin filtros, que a veces resulta un tanto cargante pero otras, como en aquel monólogo que hizo con Kelly, atina por completo.
Vania también tuvo su gran momento llevando el peso del musical de la movida y como acompañante en el ‘Snatch Game‘ con una Bárbara Rey que sirvió de muleta –no pun intended– al Juan Carlos de Hornella. Y ojo, no hay que desmerecer sus pasarelas, si bien puede ser la más discutible de las finalistas: ha tenido sus momentazos, como aquel runway de ‘ilusión‘ con un mensaje inclusivo de mucha sofisticación o el momento del makeover a su ‘Barricienta‘, que fue la única que salió bien parada de sacar adelante un modelito en tiempo récord.
Kelly Roller: el giro argumental definitivo
No vamos a negar que nos quedaríamos con el culo torcido si la corona de este año se la lleva Kelly Roller. Sería algo… erm, curioso, considerando que sólo ha participado en la mitad del concurso. Eso sí, tal y como dijo ella durante la reunión, tampoco se la puede dejar fuera de las quinielas: al fin y al cabo, la repesca estaba prevista desde el principio y que una repescada llegara a este punto formaba parte legítima del juego. Y así ha sido, librándose de la expulsión en los últimos challenges, ha logrado posicionarse donde está.
Llevamos semanas discutiendo la decisión de Roller de llevar todo el rato los patines puestos, especialmente porque no la hemos visto patinar desde la primera semana, cuando, para colmo de males, se cayó en el escenario. Desde entonces, las ruedas le han servido a modo de tacón, sin extra alguno a aportar. Y en ocasiones, como con aquel fantástico look de Betty Missiego, sirvieron para incordiar.
Eso sí, Kelly es el reflejo perfecto del drag con recorrido que busca seguir jugando, el que muestra intriga por salirse del tiesto y añadir nuevas propuestas a su idea inicial. Y aunque termine recordada por un traje de Zeus que la dejó con un pie fuera, también conviene hacerlo por ser una de las que con más acierto se peina y maquilla. Y porque de las cuatro finalistas, es posiblemente la que más ha venido a jugar. Incluso teniendo la partida perdida.
