Ricky Merino hace unas semanas una colaboración con un artista internacional. El cantante se cogía un vuelo y viajaba a Londres, a grabar una remezcla de su último single, ‘Smalltown Boy’, un cover del clásico de Bronski Beat. La nueva versión refina el sonido de su versión inicial, más dirigida a sonar como editada a principios de los noventa, explotando todo el factor nostálgico posible. Ahora con Wurst, la producción centra la atención más en los beats sampleables y refina el sonido, trayéndolo a un poco más actual y menos nostálgico. A pesar de ello, nos sigue pareciendo lo mismo que dijimos con la de Ricky en solitario: ‘Smalltown Boy’ es más sampleable que versionable, porque se queda muy en camino de lo que hoy día consideraríamos un bop.
Y con Conchita vocalmente muy sobria, sin explotar demasiado su perfil como intérprete invitada, lo más destacado de esta nueva versión -además del tema de la produ- es el vídeo que la acompaña: Wurst y Ricky Merino apuntan y disparan al público LGTB+ con looks fashionistas imposibles, mucho momento shirtless de We Party y la técnica de vídeo clips que, como todos sabemos, inventó Ruth Lorenzo. Sí, la de poner un proyector delante de uno mismo y dejar que los visuales acompañen al movimiento del cuerpo.
Un vídeo sencillo, sin mucha más historia que la explotación del perfil de ambos frente a cámara, que en dos días ha obtenido mayor acogida que versión solista: está a punto de superarla en streams en Spotify y ya supera sus visionados en Youtube. El boca a boca y la participación del ganador de Eurovisión han tenido sin duda mucho que ver, porque como ya dijimos a nuestros compañeros de ‘¡Menudo Cuadro!’ durante el primer programa, no acabamos de entender el acercamiento de Merino al target que menos acogida parece estar dándole.