Charlie Puth volvió al panorama pop hace unas semanas, con la publicación de un single, ‘I Warned Myself’, que lo llevaba al tetri-pop abanderado por Billie Eilish y al que nadie ha hecho demasiado caso. De modo que Puth prueba suerte con algo menos distante de su discografía anterior, ‘Mother’. Un single que cuadra con el sonido de su último disco, aunque no es tan resultón como lo era su contenido.
Y es que hay algo que siempre nos descuadra de Puth: su obsesión por resultar SECSI. Que no sexy, porque no hay nada más unsexy que algo forzosamente sexy. Que se lo digan si no a Ana Obregón. Charlie Puth aparece tirado en la piscina descamisado, Charlie Puth se muerde el labio, Charlie Puth es un chico malo que finge ser majísimo delante de tus padres, Charlie Puth anuncia Herbal Essence fingiendo un orgasmo.
Vale, eso último no lo hizo él sino Nicole Scherzinger, pero seguro que es porque va rapado y no se lo han propuesto. Pero todo lo demás lo hace, especialmente lo de los padres, porque de eso va la cosa en ‘Mother’. Puth parece el yerno perfecto hasta que se cierra la puerta de casa, la hija se escapa por la ventana y comienza el despiporre.
Bueno, el “despiporre”, porque para ir de malote y de lo que Demi Lovato llamaría “don’t tell your mother”, Charlie Puth es más flojo que nada. Su plan de rebeldía consiste en bañarse en una piscina con hojas a la que no echan cloro desde 1993 y pillar la tisis, pasear en coche poniendo bolitas de papel a los amigos sobre la cabeza, y el más radiKal de los planes: ese en el que varios amigos comen chucherías sobre el sofá mientras él, en el suelo, pincha un vinilo. Buah, verás como se entere la madre de que están comiendo gominolas ultraprocesadas, cuando su hija va de realfooder.
Un drama.