¿Recordáis ‘Lost‘, la serie en la que un avión de Oceanic Airlines sufre un accidente y todos acaban en una isla que realmente no es una isla sino que es una idea inconclusa de los guionistas? Bueno pues ahí es donde hubieran deseado acabar los pasajeros de un vuelo reciente, que ha terminado siendo la mayor catástrofe aerea de los últimos años en España.
¿Cuántos fallecidos ha habido? Ninguno realmente, pero las víctimas se cuentan por decenas. Resulta que el avión, en el que viajaban destino Portugal -por algún motivo- Marta Sánchez y Carlos Baute, ha sufrido una serie de turbulencias y posteriormente algo mucho -MUCHO- peor. Cuando parecía que los pasajeros estaban a salvo de las sacudidas y el peligro de accidente, Baute y Sánchez han decidido ponerse a cantar ‘Colgando En Tus Manos’ en acústico. Y con el micrófono del comunicador como único aparato de tecnología a mano.
Se habla de que varias personas perdieron los nervios y trataron de levantarse hacia las salidas de emergencia, pero el vuelo habia blindado en ese momentos los cinturones de seguridad, que eran imposibles de desabrochar, provocando que el pánico entre los alli presentes aumentara según iban ganando conciencia de que Carlos Baute jamás afinaría una sola de las frases armonizadas por Marta.
“¡Por favor, señora, necesito ir al baño en serio!” gritaba alguien desde las últimas filas. ¿La respuesta que se le daba? “No hasta que repasemos los remixes de ‘Levántate’ y ‘Dame De Eso'”. Multitud de pasajeros han tenido que ser asistidos por un gabinete de psicólogos al llegar al aeropuerto, donde las autoridades portuguesas habrían telefoneado, una por una, a las familias de las víctimas para dar a conocer su estado de salud.
“Pensábamos que nunca acabaría. Empezaron con ‘Colgando En Tus Manos’ pero tuvimos miedo de que en algún momento se descubiera que también viajaba Chayanne a bordo y se arrancara con ‘Madre Tierra’. Una vez viaje a Kenia con uno de los motores incendiados y, sinceramente, iba mucho más tranquilo” cuenta uno de los pasajeros, cubierto con una sábana en la zona de check-in, aún temblando por el miedo a un nuevo acústico.