El Benidorm Fest ha abierto de nuevo las puertas a su edición aparentemente más definitoria: con España fuera del Festival de Eurovisión, la emisión de RTVE tiene ahora la posibilidad de conseguir perfilarse como independiente y forjar mucho más su personalidad como festival de la música del país.
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En estos posts vamos a ir analizando, canción a canción, las 18 propuestas que Benidorm deja para su quinta edición, que tendrá lugar a mediados de febrero.
‘Dopamina’, Atyat
Hay algo que evidencia cuando una canción ha sido compuesta con objetivos eurovisivos: un drop que no le aporta nada salvo que se acompañe de una actuación vista. Dopamina es una de esas propuestas que necesita puesta en escena, porque sin ella, se desinfla. Ese instrumental arabesco, tan eurovisivo “a malas”, arrastra la canción un mínimo de doce años atrás en el tiempo. Y es, además, algo que no existe en el mercado musical real, con lo que si Benidorm Fest quiere convertirse en un festival de la música española, tiene que seguir buscando desprenderse de estos clichés.
A favor diré que, al menos, Atyat no deja el peso más importante de la canción en el drop, porque lo coloca después de un estribillo que repite varias veces y que, más o menos, devuelve la canción al presente. Dopamina es un corte de pop genérico, pero televisable, bailable y disfrutón, que puede darle algo de chispa a la edición. Creo que hubiera ganado enteros concebida como canción por sí misma.
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‘Sobran Gilipollas’, Funambulista
Otra cosa que no me explico de este país es esta pluma rockera de que todos canten como con acento del Carabanchel profundo de 1983. Todos tienen una banda con Makinavaja. Obviando este punto que hace que la dicción de Funambulista roce lo paródico por momentos, Sobran Gilipollas es un tema de los de dar saltos y berrear abrazado a varios amigos. Lo veo bien, está bien que lo haga, está divertida.
Agradezco que él se haya mantenido en su perfil, sin transformar su propuesta en algo que no ha sido de siempre: teniendo un pie en la radiofórmula dialera y otro en el pop con destellos retro. Me hacen mucha gracia los malabares que hay que hacer con el título de la canción, porque según parece, la palabra polla no está demasiado bien vista en según qué contextos. Peor visto está JC Reyes y bien que no se censura su nombre, oiga.
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‘Los Ojos No Mienten’, Kenneth
Kenneth peca un poco de lo mismo que Atyat, aunque la ventaja de él es que el marco completo de su tema se sitúa en una industria realista: ese tipo de canciones existen en nuestro mercado, fuera del concepto de festivales como este. Los Ojos No Mienten apuesta también en exceso a su parte visual, pero es cierto que también tiene un estribillo funcional y una construcción reconocible y pegadiza.
Los Ojos No Mienten apuesta por el latino genérico tan del gusto de nuestro país, pero le añade el punto Abraham Matenesco de una instrumentación más popera y su capacidad para el baile —aunque el principio del vídeo lo muestre más estático—. Es, como la de Atyat, una propuesta que seguro que ganará enteros encima de un escenario a poco que se sepa ejecutar en un directo digno.
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