¿Recordáis aquel show durante el tour para Sasha Fierce en el que Beyoncé anunciaba que alguien sería despedido por fallar a la hora de cambiar las luces del escenario? Pues bien, ha cumplido su promesa años después, porque el coche que acompañaba a 16 Carriages en el Cowboy Carter Tour está ahora mismo en la fila del SEPE esperando a ver si le dan trabajo como modelo vintage en un concesionario Ford. Despedido y sin finiquito, a ese coche no le ha dado ni para arreglar algún rasguño de su tapicería.
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Por si estáis algo perdidos en esta historia, paso a haceros un breve resumen:
- Beyoncé es una cantante. Una cantante de country en este momento.
- Está de gira con el Cowboy Carter Tour.
- En un momento del show, aparecía volando por el estadio subida a un coche retro para interpretar 16 Carriages.
- Hace unos días, el coche perdió el equilibrio y hubo que bajarla a toda leche.
- Ella bajaba del coche con la sonrisa intacta, pero con esa sonrisa tan de Beyoncé de: “me tenéis todos hasta la punta del Blackbiird”.
Pues bien, después del show de Texas en el que al coche se le ocurrió faltarle al respeto de semejante forma, Beyoncé castigó también a 16 Carriages durante algunos conciertos, dejándola en el rincón de pensar, como si fuera Kelly en el año 1999.
Sin embargo, durante el show de Atlanta, la cantante ha destapado toda una sorpresa: a la canción se le ha terminado el veto y ha vuelto al setlist, pero nunca perdonará al coche. Bastante con que permitió que se fuera de allí sin hacer de él chatarra y vendérselo a la fábrica de Coca Cola para hacer nuevas latas. 16 Carriages volvió, sí, pero Beyoncé la interpretó subida a un caballo mecánico dorado. Porque del caballo te puedes fiar más que de un coche. Salvo que seas Cory Monteith, pero entonces es que igual te has equivocado de concepto.
El animal, detallado con muchísimo mecanismo, aparecía de entre cuatro banderas americanas porque el Cowboy Carter Tour tiene más estética yanqui que Leiva sombreros.