Siempre habíamos notado que había cierta distancia entre la Becky G en inglés y la Becky G en español. Es decir, mientras que la artista se vende en los países de habla hispana como una especie de bomba sexual, de discutible empoderamiento y feminismo, en inglés la cosa quedaba más en chica de barrio cercana al mundo hip-hop, que cambiaba las bragas doradas por el chándal y el tono de madrugada por el de media tarde.
Después de varias intentonas de conquista internacional que apenas le dieron algo de resultado con ‘Shower’, su único top50 en Billboard, a alguien parece habérsele ocurrido que quizá sea buena idea aplicar el mismo perfil a ambos idiomas, y convertir a Becky G en un objeto de deseo con un vestidito negro en ‘LBD’, las siglas de “little black dress”.
Y si en el último vídeo que compartió con C. Tangana la vimos ejerciendo de mujer trofeo, pintada incluso de dorado, en el lyric vídeo de este single vemos a una Becky G embutida en un vestido negro, según la letra de la canción, de Alexander McQueen, que aparece llevando a cabo actos tan empoderadores como fregar, hacer la compra o poner una lavadora. Porque las mujeres feministas también ponen la lavadora, preferiblemente con varios hombres mirando y tropezando a su paso.
De verdad, no hay producto que nos parezca más anacrónico y menos pegado a su tiempo que Becky G, pero a la chica le funciona el speech incoherente y las canciones vacuas de este estilo, así que, dejemos que disfrute de su momento y que el público siga comiéndose con patatas cortes como este, un tanto trap, un tanto latino, un tanto pop.
Se mira, pero no se toca, dice Becky G en el tema. Ojalá tampoco se oyera, francamente.