Bad Bunny está protagonizando la que es la gira latina más comentada de este año con el mastodóntico Debí Tirar Más Fotos, un álbum que le ha dado tantas alegrías (lleva 3,3 millones vendidos a nivel mundial) como hits encadenados. Precisamente por el éxito del disco y de la gira que lo acompaña, sorprende que Benito haya decidido no pasar por Estados Unidos, un país que históricamente lo ha recibido con entusiasmo en sus listas (y en los propios shows, antaño).
¡Sigue la web también en redes!
Bad Bunny suma 56 paradas en el tour, que se pasea, además de por Latinoamérica, por Asia, Europa y Zelandia. En su última entrevista para la revista i-D ha comentado el porqué de no hacer parada en el país gobernado por Ronald McDonald:
“Hay muchos motivos por los que no he pasado por Estados Unidos y ninguno de ellos tiene relación con el odio. He actuado allí muchas veces y todos los shows han sido un éxito. Han sido magníficos. Pero existe un problema con… imagínate que el Servicio de Inmigración estuviera fuera de mi concierto. Es algo que hemos debatido mucho y que realmente nos preocupaba”.
Con la vergonzante política migratoria del Payaso Oval tomando las calles de muchos lugares en el país, es perfectamente normal que Bad Bunny haya decidido no pasar por allí. De hecho, si hubiera explicado que lo hace por simple dignidad también hubiera sido perfectamente comprensible.
Todos somos conscientes de que el principal público de Bad Bunny no van a ser Karen, el vecino manitas pelirrojo que se cree albañil pero al que se la caseta del perro le dura dos días de viento y Becky, cuyo concepto de cocinar es meter el contenido de distintas latas a un envase de aluminio y hornearlo a 250 grados durante 46 minutos. Por lo tanto, es lógico que el artista no se arriesgue a que puedan detener a sus fans. O pegarles un tiro, que es algo que también se estila mucho en macroeventos locales allí. Esto es a los americanos lo que un pantalón pitillo a Emma García: algo para todos los días.