Cuando se lanzó ‘Sweet But Psycho’, primero, acababa de inaugurarse la Expo de Barcelona, la Infanta aún no hablaba de sus planes de boda con Jaime De Marichalar, y todos pensamos que Ava Max sería un one-hit-wonder. Pero la artista consiguió superar este drama del único hit porque:
a) En los tiempos que corren es rarísimo tenerlo, siempre sale alguno más a golpe de playlisting (vamos, es que hasta Tones & I, la de la infumable ‘Dance Monkey’ tiene hits de cientos de millones en Spotify.
b) Ha encontrado nichos de mercado en Europa y UK también le ha tendido la mano, permitiendo hits más focalizados como ‘So Am I’ o ‘Kings & Queens’.
Hasta nosotros hemos conseguir entender que todo lo cutre que rodea a los aesthetics y producciones de Ava Max puede ser voluntario y tener un fin de posicionamiento de perfil. Puede que ella sea la reina de hacer de lo uncool algo cool, y por ello las comparativas con la primera Lady Gaga, que también tenía ese punto de absurda completamente fuera de lugar.
El caso es que ha llegado el día en el que sus singles y otra media docena de temas han encontrado su hogar, ‘Heaven & Hell’, y han sido publicados. Con una portada espantosa, pero de nuevo, hablamos de una mujer que pagó un sueldo a Joseph Khan para hacer algo como el vídeo de ‘Torn’. Tiene todo el sentido.
El lanzamiento del disco coincide con la publicación del vídeo para ‘Naked’, una de las propuestas más melódicas del disco hasta la fecha, que cuenta con un clip bastante minimalista para lo que viene siendo el concepto Ava Max, muy reminiscente de la estética de los primeros dosmiles. Un poco TLC en ‘No Scrubs’, un poco Gaga en ‘Pésimo Amorío’. Un colchón extra visto que no parece que ‘Who’s Laughing Now’ haya terminado de arrancar.