Semos honestos, ‘Operación Triunfo‘ es una locura colectiva, es una experiencia súper disfrutable y sin duda da a sus concursantes un boost que jamás hubieran imaginado tener sin él. Pero también es un evidente campo de minas: marca a los alumnos de la Academia un timing aceleradísimo, les deja sin oportunidades largoplacistas porque persiste en su espíritu el lema de ‘flopeado una vez, flopeado siempre’ y también ocurre que el producto final de cada concursante tiene que estar: a) a la altura del mercado general, nada de experimentos de debutante y b) a la altura del personaje que han estado dibujando en la Academia.

En ese sentido, por ejemplo, Juanjo ha atinado sorprendiendo, en el momento adecuado, con una propuesta imaginable, pero no previsible. Y en el caso de Paul… ha ocurrido, un poco, lo contrario. Llevábamos tantos meses viéndolo como el concursante ‘especial‘, el concursante extraño, el concursante que de forma más obvia iba a ser más, digámoslo así, ‘artista‘, que cuando ha llegado su momento… ‘Alondra‘ se ha quedado corta.

Es un buen tema pop. Con muchos elementos del urbano. Del dance. De electrónica. Lo entendemos, está bien traído. Pero le falta esa cosa especial… esa cosa que Paul Thin ha dejado demasiado en manos de la estética del clip. Una estética que sí, los presenta con sus extrañezas, esas que le faltan a la canción. Aunque por otro lado… ¿no está la estética de ‘Alondra‘ más sobada que La Bella Easo? Ese underground de barrio, esa saturación baja, ese momento de polígono berlinés en el que todos están aparentemente colocados, pero también sabemos que realmente llevan una bolsita de Sugus en su pantalón del Shein. Esa tipografía de arranque que solo falta que la use Roser. Ese tono desencantado que la sociedad completa mantiene desde que murió Katy Perry.

No es culpa de Paul Thin, claro. Es culpa del marketing, quizá incluso involuntario en ocasiones, que ha rodeado a su persona. Claro que él se encargo de remarcarlo desde el día uno en la Academia: era de nuestros favoritos, pero también el más self-concious de ‘OT 2023’. Él no es que se olvidara de las cámaras, es que él vivía en una.

Alondra‘, a pesar de todo esto, está OK. Nos mantendrá con curiosidad, aunque no nos haya impactado como imaginábamos. Y otra cosa, amigos: se puede hacer urbano sin caer en el síndrome de los crayones rojos.


FACTOR POP 69%

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