Bad Gyal ha cambiado sutilmente de tercio en su nuevo single, Fuma. Es decir, ya por el título podéis ver que mucho, lo que es volverse loca y empezar a hablar de problemática social tampoco es. No es Amparanoia, de pronto. Aunque compartiría con ella el porro. Bad Gyal simplemente se ha vuelto a poner más electrónica, más remix de Edson Pride en una piscina con el agua calentorra, más club en el que nadie está todavía suficientemente pedo como para saber qué hacer con esto, más vestuario del Shana en el que una muchacha espera para probarse unos leggins fucsia bajo su minifalda verde neón.
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Sí, ya sé que Shana cerró hace casi una década. My point exactly. Tenéis que retrotraeros a la situación, tenéis que poner la mente en el dependiente que masca chicle con una base cinco tonos por encima del que necesita, tenéis que imaginaros con la cesta en la mano esperando a que llegue vuestro turno mientras pensáis: “¿realmente necesito probarme estos calcetines y este crop top?”.
Bad Gyal sabe muy bien cuál es su público y le da en Fuma exactamente lo que necesita: una dosis de buenorrismo aesthetic porque no hay sexualización menos sexualizada que la de Bad Gyal, una base sobre la que se puede hacer un mash up de algún single de la Britney Spears de 2011 y un spoken word sobre porros, discotecas y muchachas que tienen ganas de pasarlo bien saliendo de perrero con el outfit que llevaría cualquier drag queen delgada de Drag Race.
Será tu rollo si: tienes una playlist hecha con lo mejor de Abel Arana; consideras vocalista a Selena Gomez; opinas que quedar para salir a las once de la noche es madrugar.