Aprovechando que desde la invasión del urbano latino España vive un verano perpetuo entre los meses de enero y diciembre, he decidido dedicar esta sección, ¡Vive El Verano!, a una colección de canciones que, en su momento, solo funcionaban entre los meses de mayo y septiembre. Al pasar ese momento se volatilizaban como por arte de magia. Eso sí, dejando un recuerdo para toda la vida en nuestro cerebro.
Hoy, la canción a disfrutar es Bye Bye, de David Civera.
La canción
24 años tenía David Civera —dos menos que Aitana ahora, por ponerlo en perspectiva— cuando cantaba “camarera, fíeme otra copa ya no tengo con qué pagar” o “yo que fui pionero en todo, el que manda más, señor de las apariencias”. Vaya, que sobra explicar que la canción nacía de la mente de Alejandro Abad, que ya había compuesto hits previos del artista, incluyendo la eurovisiva Dile Que La Quiero. Abad tenía por entonces 40 años, que tampoco es que estuviera jubilado como la letra prácticamente implica.
En cualquier caso, David Civera siempre tuvo 45 años desde que cumpliera veinte. Tenía al público joven a mano porque era joven, pero también a los adultos y ancianos porque, a nivel imagen, tenía el mismo número de años cotizados que ellos. Bye Bye incluía palabras como “picolísima”, expresiones como “dibi-did-did-da” y ritmos cabaret. Si algo gritó más “bailecito en un centro de día” que esto, que baje Dios y lo vea.
Bye Bye tenía trompeta, tenía pop retro, latino verbenero… Civera había escuchado Cuando Tu Vas y dijo claramente “si ella no va a aprovechar este momento casino y boa de plumas, sújetame el cubata”. Y acabamos sosteniéndole la bebida de todo el mes. Menudo pedo a cabaré se acabó pillando.
El vídeo
David Civera vio You Rock My World de Michael Jackson y dijo “a que no hay huevos a hacer esto con cuatro duros”. Porque no hay persona a la que le pegue más hablar de “huevos” y “duros”, estando ya en la era del euro. David Civera vio el Chicago de Rob Marshall y dijo “esto me lo hace a mí José Luis Moreno“.
Y acabó montando un Kit Kat Club en el que ir vestido como Amador Mohedano resultaba fashionista. En un momento te hacía de gangster chungo, con esa sonrisa que tenía Civera de tener acciones en Acciona compradas porque se lo recomendó su cuñado, y en otro se montaba una coreografía de Poty que hoy día llegaríamos a denominar queer y sería abrazada en un directo por Samantha Hudson.
Es curioso como a la canción le sobran fácilmente 45 segundos, pero uno llega a decidir que puede redondear al minuto completo viendo el clip.
¿Qué tipo de verano simboliza?
Un verano en el que salir de fiesta aún implicaba volver a casa con la ropa oliendo a sótano de Kiko Rivera. Un verano en el que una ola de calor nos golpeaba con tanta fuerza que no había Malibú-Piña que evitara que las gotas nos cayeran por la frente mientras recordábamos los bailes de las Spice Girls como si hubieran ocurrido hace dos décadas.
Un verano de chiringuito de media tarde, de cuando ya anochece y el camarero empieza a colocar barritas lumínicas en la bebida, sin atender a que no quieres que las ponga, que van a ser tóxicas.