Que no hay cosa más rancia que el 80% de las bandas que formaban el sobrevaloradísimo pop ochentero de nuestro país es todo un hecho. Para acceder a ellos, normalmente, hay que hacerlo a través de un quitanieves que retire toda la caspa que suele rodearles, porque Dios salve a alguna de ellas de llegar a nuestros días con una visión nostálgica normal y corriente, sin que parezcan Abe Simpson gritándole a una nube.


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Hombres G son una de esas bandas que llevan hablando de la cultura de la cancelación desde que a dos concursantes de OT hace casi una década les pareciera incómodo decir la palabra “mariconez”. Desde aquel día, han abrazado a lo bestia el speech de “antes podía hablarse más libremente”, “la cultura de la cancelación es muy preocupante” y demás speeches de señor blanco CIS privilegiado que en 1987 era feliz con unos pantalones de tallaje discutible diciendo “¡tú, rubia!” desde la barra de un bar donde se traficaba con heroína. Y no me refiero a She-Hulk.

Para dar un paso más hacia su destino final, el de Señoros G, esta semana el grupo ha recibido el nombramiento de Caballeros Legionarios de Honor, con motivo del 105 aniversario de la Legión. Que diréis, ¿fueron legionarios? No. La medallita se la dan por “sus muestras de afecto y generosidad”. Vamos, que se la podían haber dado a Auryn por el vídeo de Make My Day, si me apuráis. Que no se la dieron a Katy Perry por el vídeo de Part Of Me porque ese día actuaba en un bar en Calabasas y le venía fatal el traslado.

También se puntualiza que se les entrega por “su significativa generosidad y constante humildad en sus relaciones con los legionarios”. Vamos, por ser majos. Un día le dijeron a un legionario “¿te traigo un café?” y décadas después, aquí estamos, haciendo cosplay de Christina Aguilera en Candyman con la medallita en la solapa. La enésima muestra de lo mucho que les afectó la cultura de la cancelación desde lo de la “mariconez”.

Dicen los legionarios que Hombres G conoce las virtudes legionarias, como la humildad o el espíritu de servicio. Vamos, que lo mismo lo recibían ellos que Ambrosio, aquel señor que le colocaba a Isabel Preysler los Ferrero Rocher con forma de pirámide.

Visto lo que se pide para la entrega de medallas, es posible que Señoros G sean galardonados en breve con la medalla de honor de la cardiología porque Marta llevaba un bendito marcapasos. Que no os extrañe que Grefusa les otorgue el Gusanito de Oro por los polvos pica-pica.

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