Voy a empezar hablando de Justin Bieber un post sobre Blackpink porque, hijas, tampoco es que haya inventado yo el patriarcado. Si estáis al día en el mundo del pop —y si no ya os lo cuento yo, aunque me cuesta creer que hayáis acabado leyendo esto si vuestro hobby es el Minecraft y no el pop— sabréis que Bieber ha vuelto en su peor momento personal y mediático con Swag, un disco de R&B-pop alternativo que suena igual de mal que LA State Of Mind de Mel B, pero como es de un chiquito con pinta de yonqui rodeado de gente súper cool del underground americano pues tiene un 6,2 en Metacritic. Tampoco me quejo, que podrían estar poniéndole un 9,5, que ya he leído por ahí que este disco era su Folklore. Y sabéis bien que no es esa Afamada Cantante™ santo de mi devoción, pero amores, un respeto a Folklore que eso suena que da gusto oírlo. Y esto suena a que podrías hacerlo de risas con tus colegas y os fumáis un porrito.


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En fin, como también era de esperar en el caso de un artista masculino en decadencia personal y mediática, el disco de Justin ha sido recibido con absoluto fervor en streaming. Esto es un clásico de la plataforma: de hecho, sus ingresos en España dependen casi por completo de este tipo de perfiles.

Daisies, el segundo track del disco, había sido el mejor recibido (traducción para principiantes: el mejor posicionado por Spotify). Pero claro, la gente no ha tardado en darse cuenta de que es un rollo. La canción pasó del #1 en la plataforma hace tres días con 8,3 millones de escuchas, a 5,4 millones el segundo (#3) y 4,3 millones el tercero (#5). De esos 4 millones, la mitad llegan de Estados Unidos, donde sigue #1. Solo resiste en el top10 de cinco países más: Noruega, Nueva Zelanda, Suecia, Dinamarca y Australia.

¿Y quiénes son las principales beneficiadas de este declive rápido? Blackpink, que publicaban al mismo tiempo su nuevo banger, Jump, y se quedaban en el #2 de Spotify con 7 millones de escuchas. Pero a diferencia de los 4 millones que ha perdido Bieber tras el efecto estreno, ellas han perdido apenas 1,5, con lo que desde el segundo día, Jump es el tema más escuchado a escala global. El cuarteto es top10 en una docena de países y top20 en treinta. Curiosamente sufren más en Estados Unidos, donde se encuentran de gira ahora, con un #29 provocado, entre otras cosas, por el consumo general del disco de Justin.

Jump es un tema rapero, uno de los mejores singles publicados por el cuarteto —que tampoco es que vaya escaso de bangers, precisamente— pero que provocará más de una agenda repleta en centros de fisioterapia. Si alguien se resiste a darlo todo en el hook post estribillo y no termina con alguna vértebra dolorida, francamente deberíais buscaros nuevos amigos. Porque si no te vas a entregar de pleno a un numerazo pop con vídeo dirigido por Dave Mayers (No Tears Left To Cry, Humble, Bad Guy…), repleto de escenas surrealistas como que una girlband salga cantando dentro de una boca, es que no vas a entregarte nunca a nada.

Será tu rollo si: te has tomado la pastilla gay de Paloma Cuesta, quieres revivir Sirat una mañana tonta desde casa, estás pensando en apuntarte a aquagym.

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