Este año he decidido echar un ojo con mayor detenimiento a las 36 canciones que se presentan a Eurovisión. De una en una, ire desgranando las candidaturas a la victoria en Basilea, Suiza. Eurovisión se celebrará el próximo mes de mayo, entre los días 13 y 17, celebrándose la final en este último, donde España peleará por su enésimo bottom con Esa Diva de Melody.

El país en el que me detengo hoy es Luxemburgo.

La canción

En Eurovisión no se permiten versiones o sampleos de canciones antiguas, por lo que Laura Thorn ha optado por homenajear, a través de la letra de su canción, el Poupée De Cire, Poupée De Son que Luxemburgo llevó a Eurovisión hace justo ahora 60 años. La canción se convirtió en un absoluto smash que ha trascendido generaciones y ahora el país le da la vuelta a la tortilla con un mensaje empoderador en el que la marioneta toma el control y es dueña de sus propias decisiones. Pues bien, lo que pasa es que, como el resto de la propuesta, llega como 12 años tarde a esto. El mensaje empoderador es fantástico, pero ¿no estamos ya en otro punto del empoderamiento que no sea el de “me valgo por mí misma”? Hija, es que Shania Twain en 1998 ya abogaba por eso, vamos a ponernos nuevas metas en el ideario.

La Poupée Monte Le Son tampoco es especialmente novedosa en lo sonoro, porque parece una propuesta diseñada para el Festival en 2010. Un pop intrascendente, que falla en el objetivo de hacer honores a la canción que tiene en mente como original. Mujer, un combinar sonidos sixties con un nuevo pop-dance, un añadirle una cajita de música en el beat, algo referencial que no parezca un corte salido del peor álbum de Alizée. No sé. Para colmo, incluye un dance-break en el que, sorpresa, nadie aprovecha para hacer absolutamente nada.

El vídeo / la actuación

¿De verdad no os da todo vibras de 2010? Es que es una cosa tremenda verlo a nivel visual también. Luxemburgo ha estado años fuera del Festival y parece que ha olvidado verse las últimas ediciones de cara a su comeback. El año pasado no cuenta, porque ya sabemos que su presencia era otra bala del país imaginario por estar presente allí con una segunda candidatura escudo. Laura Thorn se presenta con un outfit y un peinado increíblemente demodé, con un momento ballet muy Noche De Fiesta… por Dios, es que se cambia el vestido en mitad de la actuación, ¡que no hay cliché Eurovisivo más gastado que ese! Debería, legalmente, prohibirse ya un cambio de vestuario en ese Festival. Ya roza la ordinariez.

Especialmente para, como decía antes, hacer absolutamente nada cuando el beat cambia y parece haber un dance-break. Ni se baila, ni se sirve: el giro argumental es la aparición de un vestido igual de feo que el que lleva de origen y un posado con dos bailarinas estáticas frente a la cámara. Para… erm, ¿qué?

¿Qué opciones se le ven?

Pocas: Luxemburgo parte 31ª en las casas de apuestas. Que le ocurre como a San Marino: siendo un país tan pequeño ya tiene complicado que se le de la victoria, pero es que encima no ponen nada a favor de la misma. Esta propuesta se queda seguro en semifinales porque no hay revamp que levante semejante derroche demodé. Y no solo es que esté demodé, es que francamente poco memorable. ¿Qué va a recordar alguien de esto cuando se la rodee de otras 15 propuestas con el mismo uso del led, el mismo momento de baile y veintiocho reveals más de cualquier tipo? Más bien poco, si ya es difícil recordarla de por sí.

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