Un nuevo año de Melodifestivalen, la preselección sueca para el festival de Eurovisión. Resumen rápido: durante cada gala una canción tiene pase directo a la final como la más votada, una segunda gracias al voto por puntos durante la gala y una tercera pasa a la repesca, que tendrá lugar en la última semifinal. El resto de canciones de cada semifinal quedarán eliminadas.
Así fue la semi de esta semana:
Resultados de la gala
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Directos a la final
El pase directo a la final fue para una combinación que rara vez falla con el público generalista: meterle a algo todos los elementos Coldplay posibles, pero con un guaperas delante de la cámara. Así, Erik Segerstedt se ganó al público a golpe de confetti, carrerilla entre el gentió y arranque al piano pintado con graffittis, porque él será pianista, pero es moderno, es muy moderno. Y épico. Show Me What Love Is no pasará a la historia como una canción de atemporalidad incontestable, pero es un medio tiempo funcional, bien ejecutado y que, como canción será del agrado de una grandísima masa del público. ¿Veis? Todo muy Coldplay.
En la ronda de votación, Klara Hammarström dejó claro que dar a los gays lo que los gays quieren también surte efecto: estética greco-romana, dance machacón con cambios de tempo que deja pie a un poco de sorpresa sonora y una plano cenital que es, posiblemente, el mejor uso que le hemos visto a un cenital en muchísimo tiempo. El fin de fiesta de Klara era una bomba irresistible: si vamos a ponernos a hacer pop, va-mos-a-po-ner-nos.
Segunda oportunidad: pase a la 5ª semifinal
Si alguna vez os habíais preguntado como luciría el staging de Cinco Horas Con Mario si Lola Herrera hubiera sido una artista afro-beat, aquí tenéis la respuesta. Kaliffa se subió al escenario del MelFest con una nueva propuesta de carácter futbolero, como de esas de hacer la ola en el estadio tarareando la canción en clave “lo lo lo”, dejando claro que el Salute bueno sigue siendo el de Little Mix. Lo sentimos, Whitney, pero no nos hagas hablar del tuyo.
Kaliffa convenció al público convirtiendo el escenario en una fiesta cervecera muy del gusto del público sueco, como ya os contamos la semana pasada. Y como hace siete días dejaron escapar la oportunidad, descalificando la canción que tenía ese mood, esta semana han decidido darle un pase. Veremos si hay que llevar balones hinchables a la final o podemos pasar sin ellos.
Descalificadas
El sendero de las brujas no le dejó un buen resultado a la pobre Nomi Tales, que vio como Funniest Thing, una propuesta a medio camino entre Lorde y Gracie Abrams, se quedaba con las ganas de final. La canción estaba bien, pero posiblemente le falló que la puesta en escena de todo esto lucía un poco crafty. A veces menos es mas, y ese camino sinuoso en plan pegote en mitad del escenario no le hacía falta a un tema que podía haber vendido su magia con menos elementos. Y menos marrón.
La actuación de Fredik Lundman podría resumirse en: “¿caballos en una canción country? qué original”. Todo un despliegue de clichés del genero para un tema que, por si no quedaba suficientemente claro, llevaba por título The Heart Of A Swedish Cowboy. Quiero decir, entiendo que a los suecos les encante un buen momento country en sus preselecciones, pero chica, solo le faltaba el toro mecánico y una foto enmarcada del padre de Miley Cyrus.
Desde aquí hago una petición para que las canciones presentadas por ancianas o señoras suecas divorciadas tengan un pase directo a la final, independientemente de sus resultados. Las señoras de Schlagerz, que tenía una edad indefinida entre los 30 y los 95 años, venían claramente de tomarse un Martini y hablar de cómo sus ex-maridos pedían la custodia compartida pero luego les suda el papo hacerse cargo de sus hijos. Esa misma energía desprendía todo Don Juan, cuya coreografía tenía dos pasos y dieron uno mal. Una maravilla.