La segunda semifinal de este año era considerada “la de la muerte”, porque era previsible que, de dar alguien la sorpresa -y creo que ocurrió con Mel Ömana– se quedarían fuera candidaturas que el público veía como claras finalistas. Eso y que, un año más y para sorpresa de nadie, en ambas semifinales ha pesado más el voto de un jurado que sabe como jugar a este juego: simplemente necesita posicionar alto propuestas que el público puede dejar más bajas -¿o alguien pensaba que el público elegiría a Lucas o Mawot como favoritas?- para darles el pase a la final.

Así, igual que en la primera semi, una de las favoritas del público terminó quedando fuera. Veamos.

‘La Casa’, Celine Van Heel

Celine Van Heel tuvo el honor anoche de ser la persona jamás blanca que jamás haya interpretado una salsa. ¿Vocalmente? Muy resultona. ¿Ella? Muy chic. ¿El staging? Bastante acertado. Pero claro, la canción pedía Celia Cruz, pedía actitud, pedía un “te quedas con la casa, que ¿sabes lo que me quedo yo? el cariño de toda esta gente”. Y en eso, ella continuaba muy en mood Isabel Preysler, muy correctica, muy Catálogo Venga otoño-invierno en el que posa en un campo con hojas y un abrigo de paño. No estaba a la salsa, estaba más a un pop melódico con orquesta. La del Titanic, más exactamente, según avanzaban los minutos y esto hacía aguas.

El mejor momento: el final, cuando en un arrebato muy Terelu Campos hablando con acento malagueño, decidió impostar ella también un acento para poner el chispún a su blanquitud.

‘La Pena’, DeTeresa

La Pena, efectivamente. Porque DeTeresa tenía una de las propuestas más interesantes de la edición. Era curiosa. Y su staging tuvo momentos tremendamente acertados: ese llevar la cultura española a kitsch, al feísmo, a la alabanza a nuestro perfil más hortera y tradicionalista tenía su punto. Pero fue todo demasiado caótico, demasiado elemento, demasiado movimiento… me gustó lo que servía en en plato, pero acabó montando un menú degustación de siete guisos. Y para el séptimo, estaba estomagado.

DeTeresa fue la clara víctima de la semifinal de la muerte, porque su número, no no haber sido el desastre caótico que fue en imagen, lo tenía todo. Y lo que es peor: todo el guirigay del escenario acabó haciéndole perder el control vocal, con lo que el mess fue in crescendo con los minutos de la performance.

‘Bésame’, Carla Frigo

Hay un momento en la vida de todo ser humano en el que amigos y familiares han de sentarse con uno y decirle: “cariño, no tienes posibilidades en la alfarería, ¿no ves que sigues sacando las tazas sin mango?”. O “cariño, no puedes dedicarte a la cirugía cardiaca, tienes el pulso que parece heredado de los Matamoros a las 3 AM”. Pues es lo que ocurrió anoche con Carla Frigo, que nadie se sentó con ella antes de que hiciera eso.

La cara orgásmica al balalá del inicio, el outfit de Britney Spears en los Billboard Music Awards de 2016 ejecutado en un cosplay de Jordi Cruz, la incapacidad perpetua de cantar una nota que no estuviera en la escala de fa-sol-la-madre-que-me-parió, y en general, ese número que Natalia se hubiese reservado para la noche de peak de audiencias de ‘Luar‘.

Que cosa tan sumamente demodé, aunque me encanta que Carla optará por el riesgo de referenciar algo que ya no funcionó de origen. El mundo es de los valientes. Besad su piel, vais a volverla loca.

‘No Lo Ves’, Henry Semler

Si no estuviéramos viendo el Festival Del Carnaval de Drag Queens De Algete, hubiéramos podido sacar un segundo para darnos cuenta de que lo de Henry Semler, un poco como de Chica Sobresalto -aunque no sea de mis favoritas en su catálogo-, era una canción canción. Que claro, en medio de tanta pirotecnia, split y baile tiktokero, es difícil de recordar. TVE este año está a otra cosa y no tiene tiempo de presentar nada pausado en cámara.

Tampoco puso mucho a su favor Henry, que entre que movía el cuello como Jesús Hermida dando las noticias de la noche y la cámara lo seguía como si fuera un palo selfie, tampoco es dejara reposar la canción como la canción pedía. Se le terminó contagiando el momento de velocidad y efectismo.

Los eurofans no lo ven, ni lo verán, porque está a divas, queens y uh nanas, pero esto era una de esas canciones que, extramuros, en el mundo real, el público podría haber consumido. Pero no se puede mirar afuera teniendo los ojos rodeados de confetti.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies