Como sabéis, el mundo se divide en dos tipos de personas: las que están fatal informadas y se han pasado la vida estudiando la ciencia y sus consecuencias y luego están Miguel Bosé, Enrique Anaut, Verónica Romero o Mónica Naranjo, que como imaginaréis, tienen un conocimiento muy superior al del populacho porque reciben información exclusiva a través de las señales provenientes de Venus en sus gorritos de papel de aluminio. Esas mismas señales les convalidaron seis semestres de Licenciatura en Cucuísmo Contemporáneo en la Universidad De Delulu, Utah.

Miguel Bosé llevaba un tiempo calladito, desde que un nuevo orden se impusiera en el planeta después de que nos tocara llevar mascarilla en el metro durante unos meses, pero ha decidido que una tragedia como la ocurrida en el este de España estos días era buen momento para volver a sacar el gorrito de aluminio, activar la alarma que impide que los pájaros espía -ya sabéis que los pájaros no existen, que son robots- invadan su propiedad y compartir sus pensamientos de clarísima base empírica en redes sociales:

“Estoy devastado y superado por la catástrofe ocurrida en Valencia, también en Cuenca y Albacete. Pero sobre todo estoy furioso y lleno de rabia porque todas estas vidas perdidas, todas estas casas, campos, ganado y pertenencias son indiscutiblemente la consecuencia ya sobradamente documentada y pública de una suma de pésimas y criminales prácticas llevadas a cabo por gobiernos que, entre destrucciones de presas y embalses, y sobre todo con la práctica desmesurada y sin control de las ingenierías climáticas, chemtrails o haarp que se les han ido de las manos, no están causando más que dolor, sufrimiento y pobreza.

Las estaciones naturales han sido borradas y el curso de la naturaleza, alterado. Todo está provocado a voluntad por una panda de delincuentes malnacidos. La gente tiene que despertar ya de una vez y dejar de pensar que todo esto se debe al cambio climático, antes llamado calentamiento global. No hay tal cosa. Están empeñados en vendernos algo que no existe y que ellos mismos provocan para lucrarse una vez más, como pasó en su momento con las vacunas y mascarillas durante la plandemia, a costa del buen intencionado y pésimamente informado ciudadano de a pie.”

“Estoy devastado y superado”, dice desde su mansión en Dios sabe dónde mientras se descarga cuatro episodios de las Kardashian, no mueve un dedo por ayudar en nada y aprovecha para desviar el tema a la Agenda 2030 y echar la culpa a los aviones que llevan, según él, echando chemtrails en nuestro país desde 1928 pero han tardado 100 años en que haga efecto.

Y por supuesto, como una persona listísima nunca aparece sola, ahí ha llegado Mónica Naranjo a apoyar al Sombreritos. MoNa ha respondido a semejante despliegue de inteligencia con un emoji de manos en alto que todos entendemos como señal de apoyo, pero que en unos días ella explicará que estaba malinterpretado, que ella no cree en Chemtrails sino en Dios y posiblemente que si todas las mañanas uno se levanta descalzo, mira al espejo diciendo “hoy no va a haber chubascos” tres veces con el dedo meñique en la punta de la nariz, Dios así lo querrá y no ocurrirá.

Acto seguido, llegó el mensaje de Verónica en su feed y otra reputada mujer de ciencia, Carmen Lomana, dándole la razón también. Estamos rodeados de imbéciles en el star system.

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