Vamos con la pregunta que todos os estaréis haciendo después de haber leído el titular: ¿cómo demonios vamos a confiar en la nueva generación de adolescentes si nunca han llevado encima bisutería de la Bravo de la que te dejaba la piel azul y provocaba que te saliera un sarpullido que te duraba hasta la publicación del siguiente número? ¿Cómo una generación que no tiene un anillo que cambia de color según su estado de animo -el cual llevan las celebrities, como siempre- va a poder salir adelante?
Pues bien, esto será así porque tras el cierre del Super Pop y del Nuevo Vale, llega el de Bravo: con lo que confirmamos que los teenagers de hoy día ya ni tienen entrevistas con temas de hace meses, ni fotonovelas eróticas, ni bisutería cambiante. Generación ni-ni, de verdad. ¿Y con qué decoran sus habitaciones si nadie les da pósters? ¿Con fotos impresas de internet? Mira, ya está bien de gastar tinta en casa para poner una foto de Gemeliers, que eso es antinatura. Luego los padres no tienen para imprimir la renta, y así acabó Urdangarin.
En cualquier caso, vamos a por los catastróficos números: la revista Bravo, que había pasado a ser mensual, venía teniendo una tirada de apenas 32.000 ejemplares, números dramáticos si atendemos a que en 2011 era de 395.000. No es de extrañar que la revista haya tenido que echar el cierre, especialmente después de que una de sus compañeras de grupo, FHM, lo hiciera precisamente el pasado mes también. Claro que quién sabía que FHM aún se publicaba.
Lamentablemente, Bravo sólo existirá ya en nuestros corazones, 21 años después de comenzar a editarse. La única revista adolescente que queda en el mercado es ahora una llamada ‘Como Tú’. En serio, I Don’t Know Her. No tenemos ni idea de qué es eso, pero no entendemos cómo puede haber cerrado después de Bravo. Después de Bravo no debería haber nada sino el más absoluto luto. Isabel Pantoja 1985. Negro riguroso. Jay Z.