La que ha montado Adele para su residencia en Munich es tremenda. La artista iba a dar originalmente cuatro conciertos en la ciudad alemana, pero después de tanto tiempo sin verla -la artista lleva casi una década sin salir de Estados Unidos de gira-, el fervor del público europeo ha llevado a que la estancia de Adele se alargue todo el mes con una decena de conciertos allí.

Pero para diez conciertos, la británica ha construido un estadio pop-up de 80.000 personas que después de sus shoiws será desmontado de nuevo. Y no sólo eso, lo que rodea al estadio es tan ‘Isla Mágicacoded que nos da la vida: hay una noria, tiendas de merchandise de la artista donde poder comprar chándales con su firma, tazas del tour o imanes de nevera de ‘Adele in Munich’.

El ‘Isla Mágica’ de Adele tiene también una zona de bares y restaurantes, que forma parte también de todo el tinglado de estos diez conciertos, no es que estuvieran ya montados. Vamos, esto es un poco como el ABBA Arena en Londres, pero la diferencia es que lo del concierto holográfico va para largo y lo de Adele en septiembre va a ser un descampado donde hacer un botellón.

Porque realmente el punto de acudir a ese show es poder decir que “se ha estado allí”. Porque dada la capacidad y el tipo de show, a Adele con suerte la consiguen ver en miniatura a unos 200 kilómetros de distancia. Si acaso por las pantallas, que es donde más ha grabado la gente. Evidentemente, las entradas costaban un dineral, sobra decirlo.

Eso sí, el espectáculo es precioso -más para un espacio más reducido, la verdad, pero la pela es la pela- y Adele está espléndida. La cantante ha repasado su repertorio dándole a ‘25‘ y ‘21‘ seis canciones del tracklist, a ‘30‘ cinco y tres a ‘19‘. Desde aquí hacemos ya una petición para que se recuperen cortes como ‘Cold Shoulder‘ o bops del tipo ‘Right As Rain‘ en directo, que el primero es el disco más ambicioso de la artista y generalmente al que menos caso se le hace. Divertida, entregada y dispuesta a hacer disfrutar a todo el que ha pagado por verla, Adele ha vuelto a demostrar por qué es la gran estrella de su generación. Aunque esté tan Barbrizada que sea complicado poder verla en directo.

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