En un momento en el por reunirse se reúnen hasta D’Nash para dar conciertos, uno se pregunta por qué no han vuelto todavía las Destiny’s Child y los *NSYNC. La primera de las bandas puede tener justificación: el nombre del grupo aún está en manos de Matthew Knowles, y si algo sabemos de las chicas que forman Destiny’s Child, es que no van a regalar ni un euro a ese señor, empezando por su propia hija, que se alejó de sus negocios hace ya años. Lo de los segundos ya… es todo un misterio.
¿Y por qué estamos ahora hablando de esto otra vez? Pues porque Justin Timberlake ha vuelto a reunir al quinteto. No sólo en su nuevo álbum, ‘Everything I Thought It Was’, sino también en el escenario, en el último concierto que el artista ha dado en Los Angeles. Pero es que poco antes, el quinteto había colaborado en la banda sonora de ‘Trolls‘ con el tema ‘Better Place‘.
Entonces: ¿qué es lo que impide que se marquen un comeback en condiciones? La situación mediática de Justin Timberlake está en su peor momento, porque ha terminado contagiando a la comercial hasta el punto de que ni siquiera estaría batallando por un top3 en su semana de estreno en Billboard. Alguien que, de su último disco, vendió más de 300k en siete días. Y no es que no se viera venir: desde la publicación de las memorias de Britney Spears, Timberlake ha sido tan diana de medios y público que era inviable pensar que existiera interés por un nuevo álbum. Eso sí, la gira, por ahora, la está vendiendo con solvencia: el 86% de los tickets del tour norteamericano están ya vendidos.
Pero, de nuevo, Justin tenía el momentum ideal para dejarse envolver por el éxito de la banda y descentrar algo la atención. Para hacer, eso sí, algo menos anodino que sus colaboraciones recientes. Porque si uno de los problemas del comeback de *NSYNC es que se está desgastando a base de apariciones conjuntas que no desembocan en nada real, el otro es que cada vez que se ven las caras es para un medio tiempo insulso.
Y *NSYNC eran barroquismo. La sobreproducción, el exceso, las armonías imposibles sobre bases de pop exageradísimas era lo que los diferenciaba de los Backstreet Boys. A su lado, el otro quinteto era minimalista. *NSYNC eran Bart Simpson y BSB eran Milhouse. Llegaban a regalarte una piruleta mientras ellos traían una piñata recubierta de caramelo y rellena de regaliz. Y se encargaban de molerla a palos para que las gominolas te cayeran en la cara como una lluvia de azúcar y sobreexcitación. Eso es lo que falta en ‘Paradise‘ y ‘Better Place‘, que son dos Chupa-Chups sin siquiera chicle dentro.
El regreso de *NSYNC sigue sin ser un hecho y llega a ser frustrante imaginar lo de sí que podría dar en una gira. Para compensar, imaginamos, nos quedaremos con esta aparición de la banda interpretando ‘Gone’, ‘Girlfriend’, ‘Bye Bye Bye’, ‘It’s Gonna Be Me’ y ‘Paradise‘ en el último show de presentación de álbum de Timberlake. Pero ya os avisamos, van disfrazados de Boyzone y siguen haciendo gala de ineficacia y poca visión. Lástima.