Bruno Mars anunciaba varias fechas en Las Vegas de cara a esta primavera-verano. Un movimiento que tampoco es de extrañar, porque desde 2016, el artista ha ido y venido de la ciudad, actuando en escenarios de MGM tanto en solitario como junto a Silk Sonic. Pero claro, ahora se conoce uno de los motivos por los que no para de volver a encerrarse en teatros de Las Vegas de la misma cadena: la deuda que tiene con ellos.
Efectivamente, Bruno Mars es moroso. Efectivamente, Bruno Mars debe más a MGM que Juan Carlos al heraldo público. Efectivamente, es la Shakira de los casinos. La Makoke de la ruleta. Y no precisamente de la fortuna, salvo que estemos hablando de la que él debe.
Nada menos que 50 millones de dólares en deuda por la adicción que el cantante tiene al póker, según parece, y que trata de saldar con conciertos por los que, en teoría, ingresa algo más de un millón de dólares por show. El artista ha hablado algunas veces del problema de ludopatía que ha sufrido en diferentes momentos de su vida y que se viene alargando desde que era un adolescente. Y que se suma, por cierto, a las adicciones de las que también se ha sabido: poco después de publicarse su álbum debut, fue detenido por posesión de cocaína y sentenciado a trabajos de comunidad y un curso sobre el abuso de drogas.
Según parece, el problema de Bruno Mars con MGM va más allá, porque el cantante estaría bastante atado por contrato a la empresa. No sólo a través de los conciertos, sino también a través de la creación de proyectos como The Pinky Ring, un bar de cócteles en unos de sus resorts, que cuenta con su firma y también podría estar dándole dolores de cabeza extra.
Con un nuevo álbum aparentemente a la vuelta de la esquina -y que tendrá que promocionar desde Las Vegas, visto lo visto-, puede que Bruno Mars tenga la oportunidad a lo largo de 2024 de saldar sus deudas y dejar abierto el camino a escapar de allí. O eso, o se convierte en el Elvis de nueva era y se queda perpetuamente en la ciudad como si fuera un muñeco más del Madame Tussauds. Más estancado que sus propias producciones.