Han pasado seis años desde que conocimos a Ana Guerra y, la verdad, a estas alturas de la partida nos cuesta seguir el hilo de lo que está haciendo. Se presentó con un primer álbum, ‘Reflexión‘, que precisamente la llevó a reflexionar sobre que eso no es lo que quería hacer. Y pasó página en una segundo álbum, ‘La Luz Del Martes’, que comercialmente no funcionó pero sí la dejó satisfecha, en teoría, con el virado hacia el melódico más Vanesa Martín, más Cadena Dial, más público adulto.
Y ahora vuelve con ‘Tiempo De Descuento’, un single como sacado de ese baúl que abren gente como Nerea Rodríguez o Samantha para encontrar genéricos monos con estribillos solventes y la misma personalidad que una cuenta de Instagram de briconsejos de 5 minutos. Y ya nos hemos vuelto a perder con el amago de pop felicista de estribillo con subidón. Pegajoso, sí, pero tan inofensivo que a su lado Fresita de ‘Gran Hermano’ es el asesino del Zodiaco.
El vídeo está dirigido por 50 Cent. No el rapero que llegará a la fama con ‘In Da Club’. El presupuesto. De hecho, nos ha llevado de vuelto a ‘The Big Reunion‘, cuando Liberty X contaban que después de unos años de vídeos con mucho dinero detrás, el sello los había puesto a cantar delante de un chroma y gracias. Por la pobre Ana ha conseguido un telar, una escultura de arcilla, una alfombra y una lámpara del Temu. Y así se la ve, dando saltos mientras intérpreta a cámara en un vídeo cuya alegría Paquita Salas describiría con un “esa sonrisa no es de felicidad”.
Poco a poco, en el clip, se transforma en un muñeco de mármol. Es decir, se pinta la cara de blanco como haría L’Oreal con Beyoncé.
“Tiempo de descuento es una canción que te recuerda que si tienes algo que decir lo hagas hoy y ahora porque puede que un día sea demasiado tarde y entonces una parte de ti quedará muda para siempre”.
Al menos Ana mantiene en firme su perfil de: “Querer es poder. Sal”. Algo en lo que seguir reconociéndola.
⬢⬢⬡⬡⬡
Será tu rollo si: Te da igual de qué sabor te toque el sugus, llamas ‘camaleónico‘ a cualquier proyecto sin dirección artística, eres Jordi Cruz y te ha dado un brote de nostalgia.