La vida es cuestión de gustos. Eso está claro. Y si hay algo en esta vida que no nos gusta es la voz de Romeo Santos. Y su eterna posición de galán, que nos da aún mayor cringe, porque lo imaginamos en un restaurante hortera con una rosa en la solapa, esperando a que su cita llegue mientras inhala globos y globos repletos de helio. El Arturo Fernández del pueblo de los Pitufos. We just can’t.
De modo que no esperéis que hablemos maravillas de los temas que hoy nos ocupan, porque nos hemos tomado varios protectores de estómago para darles escuchas. El primero, y más esperado, era el dúo de Romeo Santos con Rosalía en ‘El Pañuelo‘. La canción tiene el drama de una fotonovela del Nuevo Vale, con su puntito sensual y su tragicomedia involuntaria, si la fotonovela de la Vale la hubiera escrito Lorca. El de ‘Serpiente Con Tacón’, no el de ‘Poeta En Nueva York’.
Rosalía exprime su vertiente más flamenca para aportar una dosis de buen folclore e intensidad a lo que, por lo demás, cuadraría perfectamente en la discografía de Pimpinela.
Sin embargo, la elección de Romeo Santos como single de arranque no ha sido esta, sino ‘Sin Fin‘, junto a Justin Timberlake. Porque si Rosa López está haciendo bachatas, qué iba a impedir que Justin Timberlake se sumara también al género. Y no contento con eso, lo pone a bailar en el vídeo como si hubiera caído en un club de bailes de salón en el año 93 como de casualidad. Estaba con unos amigos de copas, y oye, de pronto se encuentra uno en un flashmob de Elvis Crespo. Pues ese mismo espíritu.
Romeo Santos juega con el spanglish en ‘Sin Fin‘, Justin Timberlake trata de aportar algo al inicio, pero termina en las garras de la producción latina sin que su presencia tenga especial sentido o coherencia. Vaya debacle la de Justin, sinceramente. Como le diría Bárbara Valiente a Magüi en aquel episodio de ‘Paquita Salas’: “ponte las pilas”. Porque muy contundente va a tener que ser el disco que nos haga olvidar este trago.
